Reflexiones en las fronteras de la cultura y la ciencia, la filosofía y la literatura, la melancolía y la esperanza
sábado, 4 de junio de 2011
Desubicación
En su Poética del espacio, Gastón Bachelard comenzó una tradición de pensamiento sobre la distinción entre espacio: conjunto abstracto, indiferenciado, impersonal, y lugar: paisaje, espacio significativo, hogar, habitáculo (hoy son muchos quienes se dedican a Geografía Humana y estudian más los lugares y los paisajes que los espacios que aparecen en las cartografías. Describir y estudiar los lugares es algo muy distinto a levantar planos del espacio). Mucho más tarde, el filósofo canadiense Charles Taylor usó esta distinción como base de su propuesta ética: el animal moral es aquél que se sabe ubicado en un lugar. Sabe de dónde viene y a dónde va, cuáles son las direcciones correctas y cuáles las sendas perdidas. Estos días escucho una inteligente conferencia de una filósofa norteamericana sobre la pérdida de lugar, sobre la desubicación como experiencia humana radical. Cuando se han perdido las referencias y todos los caminos se vuelven oscuros. Empleaba bellas metáforas como el bosque oscuro, debida a Descartes, o una escalera infinita. En la desubicación, el lugar se vuelve espacio ilimitado porque todas las direcciones valen lo mismo. Objeté, objetamos varios, sobre experiencias cercanas, pero de un carácter moral muy diferente, como las del exiliado, el refugiado o desplazado, al que el lugar propio le ha sido arrebatado y más que pérdida ha sufrido expolio, o aquellos sobre los que pende la amenaza del des-plazamiento. Se puede objetar también que en una sociedad compleja la experiencia del lugar debería dar paso a la construcción de espacios comunes, donde las sendas deben ser definidas por la capacidad de entender y situarse en lugares ajenos. Todo esto es cierto. Pero creo, después de pensarlo más, que tenía razón, que hay algo de radical en la experiencia de desubicación como experiencia moral. Casi todas las éticas han tenido una intuición espacial en su trasfondo metafórico: espacios comunes, utopías. Las propuestas menos dogmáticas también han partido siempre de la experiencia de un lugar en el mundo, aunque frágil, aunque provisional. Por eso la experiencia de desubicación se vuelve un inquietante pozo para el pensamiento: una posibilidad donde los horizontes se han perdido y la mirada vaga por el mundo sin encontrar referencias. Robert K. Merton, sociólogo funcionalista, habló en la mitad del siglo pasado de la anomía, una enfermedad moral que algunas sociedades sufren en algunos momentos, cuando las normas han dejado de tener valor o significado. La desubicación puede ser una de las causas de la anomía. Cuando personas, grupos, generaciones, han perdido sus lugares de referencia. La tentación dogmática es siempre la respuesta al miedo a la desubicación. No son casuales las metáforas de la luz como respuesta al terror a la desubicación en tantas filosofías morales. El miedo a la desubicación está en la base de casi todas las territorializaciones y parroquialismos que habitan la literatura moral. Pero la desubicación es también una experiencia moral, es ya una experiencia moral. Quizá deberíamos empezar a pensar desde otro lugar: desde el lugar de los desubicados.
¡Qué bien! Otra vez, el mejor Broncano.
ResponderEliminarVayamos por partes, estimado Anónimo Malo, como dijo el forense: cuáles son partes buenas y cuáles malas es siempre una cuestión de gusto. A mí me gustan las cabezas y las entrañas, pero entiendo que a otra gente les gusten los muslos y las pechugas.
ResponderEliminarEstá usted en lo cierto, mi admirado profesor. Se trata de un juicio de gusto, así que, como dice George Dickie que dice Kant en el prólogo a la Tercera Crítica, a mí lo que me gusta es el morro de cerdo, o sea, lo sublime de la cosa en sí.
ResponderEliminarY... quizás habría que dejar de pensar en utopías y ponerse a pensar en términos de heterotopías, de lugares que conectan lugares. Lo digo desde la experiencia subjetiva de desubicación que debe ser sintomática de mi generación. Ultimamente me ha dado por creer que el no saber adónde vamos a parar es más un potencial fabuloso que una limitación. Lo que me asusta son los impasses.
ResponderEliminarPues si se me permite, yo sigo protestando: en efecto, nos pueden gustar más unas cosas u otras de las que escribe aquí el profesor Broncano, pero me temo que no es ésa la cuestión por la que se le han pedido explicaciones sobre ciertas cosas que ha escrito, sino por incurrir en tópicos más propios de un quincieañero que de alguien interesado por explicarse las cosa un poco más a fondo (aunque eso suponga pasar por la tediosa teoría económica para apreciar que muy poco del poder de los "poderosos chinches" de los que aquí se ha hablado tiene que ver con la tan cacareada, pero inexistente, desregulación de los mercados finacieros, sino con los privilegios que los políticos les han concedido a esos chinches para beneficiarse del poder que generan todo tipo de oligopolios y órganos de planificación).
ResponderEliminarEntiendo las reticencias del profesor Broncano con respecto a la economía: pocas de las preguntas sobre las que suele meditar en este blog hallan respuesta satisfactora desde dicha disciplina. Entiendo que el individualismo metodológico de la misma cae bastante más acá del Ser y bastante más allá de cualquier sujeto histórico. Su praxeología es demasiado rudimentaria para cualquier filósofo que sí se pregunta por las motivaciones de la acción, entre otras cosas (mucho se habló aquí de "codicia", hace tiempo, por cierto), y no se limita a describirlas o a intentar predecirlas.
Nadie ha dicho aquí que no le guste el entusiasmo revolucionario del profesor Broncano (si no le gusta lo tiene muy facil, dejar de leer), sino algo muy distinto: que su entusiasmo revolucionario le haga incurrir en discursos falsos, por lo menos desde una perspectiva económica. Que las explicaciones económicas se queden muy a ras de suelo no justifica que nuestra necesidad de explicar las cosas desde otras perspectivas nos permita desvincularnos por completo de esferas en las hallamos explicaciones plausibles.
En fin, las causas y las razones.
Pero ya estamos otra vez en algo que no tenía que ver con el post, lo siento.
Y, sin embargo, Kant, tan admirado también por mí, no ha producido ningún avance sustancial en el conocimiento técnico o científico humano. Por ello que lo que para unos es morro para otros es pezuña y lo que para unos es jamón para otros es otra cosa, tal vez cordero. Es lo que tiene lo trascendente: para unos es tanto y para otros es tan poco... (de nuevo sin críticas al autor, el cual, independientemente del contenido y su forma, tiene para mí el admirable mérito de hacer pensar)
ResponderEliminarLa verdad es que no puedo sino reconocer mi ignorancia de la economía, pero tampoco puedo ocultar mi escepticismo después de estudiar más de veinte años los resultados de psicólogos experimentales como Tversky, Kahneman, Slovic, Nisbett, et alii, acerca de la sensatez psicológica de la microeconomía, y no puedo ahora sino hacer que mi escepticismo sea mayor dada la "economía real". Si tan buenos son los modelos, al menos, digo yo, deberían haber anticipado que si hay un incentivo económico para engañar, las agencias de control sobre las que se asienta el nuevo sistema financiero, si siguen las leyes del mercado, engañarán. Y sin engañan no lo harán por una visión estratégica, sino por la miopía que caracteriza, ahora sí, en la teoría está bien establecido, a todo agente económico. Y si engañan, el sistema estará fuera de toda regulación, y el propio mercado dejará de ser el marco de equilibrio que estipula la teoría para ser, como siempre fue, la tentación del monopolio.
ResponderEliminarEn economía no sólo están las ideas de la escuela austriaca, hay muchas otras alternativas que tampoco son las simples recetas keynesianas, pero a lo mejor nuestro anónimo considera que todo lo que no sea el catecismo neocon es basura. Están las corrientes institucionalistas, y el teorema de Coase sobre externalidades, pero quizá nuestro anónimo crea que todo esto es ideología. Y sí: tiene razón.
Por cierto: sobre individualismo metodológico podríamos hablar, pero no en este foro sino con la seriedad técnica que merece. He pensado, estudiado y escrito sobre ello, pero si mi anónimo lector quiere dejar de serlo y discutir conmigo sobre teoría de juegos: sabe donde encontrarme, cuál es mi cara y mi dirección.
ResponderEliminarUna serie de puntualizaciones:
ResponderEliminar-Sobre las agencias de rating: actualmente, en USA y en Europa se trata de un oligopolio privado constituido así por los estados (hasta los años 70, el mercado de estas compañías estaba abierto a la competencia, eran agencias que prestaban servicios de asesoría finaciera a otras mepresas o particulares). Después, el gobierno norteamericano comenzó a exigir que todas las emisiones (no las inversiones, como antes) llevaran asociadas una calificación que sólo podría ser proporcionada por aquellas agencias que contaran con una licencia emitida por la SEC (nuestra CMNV). Ése es el origen del cartel actual de las agencias de rating (las famosas Moody's, Fitch y S&Poor's). Con la suscripción de Basilea II, los países europeos se sometieron a ese cartel. Dada esta situación, su comportamiento nada tiene que ver con las leyes de mercado a las que usted alude(los gobiernos han impedido que haya competencia en ese ámbito, pues son los propios reguladores los clientes últimos de esas pocas empresas).
-La tentación de monopolio: el mercado es lo contrario de monopolio, como sabe. Allí donde se garantiza el mercado (intercambio en condiciones de competencia) se pone coto a las tentaciones monopolísticas (ya sabe, aquello de A. Smith de que allí donde dos empresarios se reunen a puerta cerrada conspiran contra el mercado. Harán todo lo que puedan para no tener que competir o por ganarse los favores de algún gobierno que los proteja).Y los consumidores pagarán las consecuencias con un aumento indiscriminado de precios.
-Sobre el "catecismo neocon": dada la abundancia de tópicos en circulación, sinceramente no sé si se refiere con ello a las recetas monetarias a la Freedman (contra las que los austriacos tanto han protestado), a la bochornosa política económica de Bush que de nuevo poco tiene que ver con las recetas de los economistas austriacos (recuérdese que el programa estrella de Bush fue esa cosa de cristianos renacidos llamada "capitalismo compasivo"... un Estado providencial con barra libre de crédito, que los más necesitados también tienen derecho a que les financien su vivienda, no se vayan a quedar sin comprarla: oh, hipotecas subprime!). Eso por no hablar de la imposición de los aranceles al comercio exterior, los incrementos de gasto público y de los déficits presupuestarios durante la época Bush. Será neocon, pero poco tiene que ver con el libre mercado ese señor.
En fin. También están las aportaciones de la nueva economía institucional, sí, de Coase o de Williamson, que también sería un debate largo y técnico, como el de la praxeología, pero, en este caso, son menos relevantes que la teoría austriaca de los ciclos para hablar de lo que se estaba hablando aquí (burbuja, etc.).
Total, que un blog no es lugar, en eso estoy de acuerdo, así que no le atosigaré más.
Bueno, en algo estamos de acuerdo: garantizar que el mercado está libre de oligopolios, monopolios etc. debe ser un "bien público": la competencia misma es un bien que sólo se puede garantizar desde fuera, como sabe/n/mos todos los que quieren/queremos que en los sistemas académicos se preserve la competencia (en los dos sentidos del término).
ResponderEliminarY en otra cosa también estamos de acuerdo: no había citado a Schumpeter, que al fin y al cabo pertenece a la escuela austriaca, precisamente porque es quien me parece más interesante: pero la teoría de los ciclos tiene mucho más que ver con grandes cambios en la tecnología que con la propia economía, como él se encargó de explicar, aunque sólo ahora se empiece a entender cómo. Pero sí, el debate es técnico y vamos a dejarlo por el momento.
"Tópicos de quinceañero", "Freedman". Por el amor de Ford, cuándo mejorarán los filtros antitroll de blogspot y wordpress.
ResponderEliminarEl mercado como orden espontáneo, qué peligro los economistas ortodoxos, ¿dónde estaban hace un par de años?
Más Salma y menos Friedrich.
Es verdad, estimado JL, pido disculpas públicamente por alguna que otra afirmación que puede ser tomada como insulto, aunque no pretendiera en absoluto serlo.
ResponderEliminarPor lo demás, si usted piensa que con censura se arregla la cosa, pues ya lo ha dicho todo: pocos argumentos parece que tiene que dar...
Ya hemos respondido en otras ocasiones a su pregunta sobre dónde estaban los economistas austriacos hace unos años (metiéndose con Friedman, entre otras cosas).
Se ve que a lo que no quiere usted responder es a dónde estaban economistas como Krugman (ah, sí, escribiendo en la prensa que la culpa la tenía el ahorro chino, que se siguiese dando crédito, para luego decir que nunca había dicho que se diese crédito, ni que el compòrtamiento de los tipos de interes a corto plazo y a largo plazo no estaba relacionado, etc., etc., y todo tipo de lindezas para ver si Bernanke o Greenspan podían no salir malparados de ésta por su oportunismo político..)
¿Y se ha preguntado usted dónde estaban los políticos (porque por aquí, aparte de robando, alguno que otro estaba venga a decir que el Euribor ya había tocado techo que no nos preocupáramos... --y algún ciudadano incauto todavía habrá seguido endeudándose creyendo las mentiras de los políticos y de los mercados intervenidos y manipulados)....?
Pero nada, teniendo la política y la censura, para qué se va a molestar en estudiar economía, en saber qué es lo que está pasando, y dónde Salma está metiendo la mano todo el día haciéndonos más pobres a todos (ah, no, pero de los políticos corruptos tiene la culpa la libertad de mercado, y no, por ejemplo, un sistema de cajas diseñado por políticos y para políticos con ganas de meter la mano..).
En fin, pongan más filtros por doquier y estén tranquilos sintiéndose amaparados por Salma, por estar en el lado de los buenos siempre.
ALERTA TROLL:
ResponderEliminar¿Qué es un troll?
Un «troll» de Internet es el (normalmente es un él) que siente placer al sembrar discordia en Internet. Intenta iniciar discusiones y ofender a la gente.
Los trolls ven los servicios de comunicaciones de Internet como lugares adecuados para su extravagante juego. Por alguna razón, no «captan» que hieren a gente real. Para ellos, los demás usuarios de Internet no son del todo humanos, sino una especie de abstracción digital. Como resultado, no sienten ningún tipo de pena por el dolor que infligen. De hecho, cuanto mayor sea el sufrimiento que causan, mayor es su logro (tal y como lo ven ellos). De momento, el relativo anonimato de la red permite que florezcan los trolls.
Los trolls son completamente insensibles a las críticas (constructivas o no). No puedes negociar con ellos; no puedes hacerles sentir vergüenza o compasión; no puedes razonar con ellos. No se les puede hacer sentir remordimientos. Por alguna razón, los trolls no sienten que estén obligados a seguir las normas de cortesía o responsabilidad social.
Quizás esto suene inconcebible. A lo mejor piensa «Sin duda habrá algo que pueda escribir que les haga cambiar». Pero un auténtico troll no puede ser cambiado mediante meras palabras.
La próxima vez que esté en un foro y vea un mensaje de alguien que usted crea que es un troll, y sienta que debe responder, simplemente escriba un mensaje de respuesta titulado «Alerta troll» y escriba solamente esto:
La única manera de tratar con los trolls es limitar su reacción a recordarle a los demás que no contesten a los trolls.
Al enviar un mensaje como éste, le hace saber al troll que usted sabe lo que es, y que no va a ser arrastrado a su pequeña y retorcida afición.
La Internet es una colección espléndidamente caótica de material tanto serio como estúpido. Al ser tan libre, está obligada a tener problemas. Pienso que podemos disfrutarla mejor si tratamos con todo lo que pasa en la red con una irónica sonrisa abierta y un encogimiento de hombros preparado.
http://es.wikipedia.org/wiki/Troll_(Internet)