Alguna gente despierta metida en el mundo de la comunicación
se ha quejado de que las palabras pierden sentido en esta era de los discursos
que nos hacen ser como somos (Irene Lozano, El
saqueo de la comunicación, 2008). Sería difícil negarlo y uno va perdiendo
la cuenta de las palabras que van cayendo en el contenedor de la basura
orgánica no reciclable. Habría que echar la culpa a las reiteraciones del
término en contextos distintos a los que les daban un sentido liberador (aunque
también es cierto que muchos insultos dejan de serlo y se convierten en signos
de orgullo cuando se reiteran en nuevos contextos de uso). Es el destino de las
palabras: no servir como signos estables de significado y no someterse a los
deseos de académicos y ordenadores del lenguaje. Pero eso no impide que muchas
veces cause tristeza observar que también la corrupción alcanza a alguna de las
palabras que hicieron resonar las fibras de la emoción más íntima. Como ocurre
con el término “confianza”. Durante
mucho tiempo he pensado y escrito sobre el concepto que describe el término:
sobre el lazo emocional que convierte a los sujetos paranoicos de la teoría de
juegos en personas normales que se lanzan a los brazos de otras sin saber si
están abiertos para recibirlas. Como el niño al que uno de sus padres le dice
“¡tírate!” y el niño no piensa en la altura sino en el abrazo que le espera. Y
aún sigo pensando y lo seguiré haciendo aunque lea toda esa basura de la
confianza de los mercados. Cuando la realidad se vuelve negra no sólo son
víctimas las personas, también y sobre todo son los lazos que las unen. Y uno
de los lazos son los significados, pues con las palabras nombran y reconocen
aquellos vínculos que atan a unos con otros y a las mentes con el mundo.
Confianza. Todo lo contrario a cálculo de riesgos. Todo lo
contrario a atadura. La confianza es lo que recibimos cuando otros nos dan
libertad. La confianza es lo que produce la amistad y el amor. La confianza es
el nudo que nos ata al mundo y a la sociedad. La confianza es lo que perdemos
primero cuando se quiebra una relación. La confianza es el cemento de la
sociedad. Es el fruto de la solidaridad, no el lazo del interés. Intercambiamos
confianza porque hemos dejado a un lado los intereses: depositamos en la otra
persona una parte de nuestra identidad para que ella la complete realizando su
propia senda. Porque el camino del otro se ha convertido en nuestra
continuación.
Algún día acordaremos que también hay delitos contra la
semántica: cuando las derivas del significado se vuelven instrumentos de
dominación y no medios de emancipación.
No se puede decir mejor, las palabras y su significado son uno de los lazos más fuertes para el mundo humano. Y confianza es precisamente la base de tal lazo. Por ello los delitos semánticos son grandes e imperdonables, como señalas al final. Acertadísimo.
ResponderEliminarSaludos.
CONFIANZA = aun cerrando los ojos, saber que el otro está ahí a tu lado. Saber que todo SALDRÁ BIEN si la apuesta por hacerlo es ROTUNDA.
ResponderEliminarLa traición es el juego, pero con las PALABRAS también puede el hombre jugar, lo que sucede es que se puede jugar bien (con CONFIANZA: SIN ESPERANZA, CON CONVENCIMIENTO tituló un libro hermoso el poeta Ángel González)o mal.
Él que era tan irónico, diría hoy:
No es lo mismo CONFIANZA, que CON FIANZA (= con INTERÉS), es lo que tiene dominar o no el lenguaje.
La semántica puede ser lo demás (o lo de menos).
"Cuando la realidad se vuelve negra no sólo son víctimas las personas, también y sobre todo son los lazos que las unen. Y uno de los lazos son los significados, pues con las palabras nombran y reconocen aquellos vínculos que atan a unos con otros y a las mentes con el mundo" - La falsedad en las personas es similar a la falsedad de las proposiciones, sólo que la falsedad de las últimas es mucho más sencilla de apreciar. Pero si no tenemos la seguridad de que una proposición enuncia lo que aparentemente enuncia, porque el que la profiere lo hace con un propósito distinto de aquel que a nosotros nos ha dado a entender, entonces los lazos que crea son falsos y compromete al mismo lenguaje, a las creencias mismas y en el final a la confianza en el lenguaje y en las personas. A este punto de negrura hemos llegado, tanto en las personas como en el lenguaje. Esa es, sin duda, la ruina de las relaciones de confianza, la falsedad, el paso previo a la traición. ¿Quién se atreverá a restaurar la cordura en las relaciones humanas?. Aquel que lo haga tendrá que re-cordar qué significaba cada palabra antes de haber sido retorcida por los traidores en sus significados
ResponderEliminarPor ejemplo, y con perdón pues no quería mezclar lo semántico con lo político en un artículo tan bien construido: votar las promesas electorales de un partido que cuando llega al Gobierno olvida esas promesas para hacer justo lo contrario de lo prometido es un grave error semántico sobre lo que significa la palabra democracia. Algunos, en este caso, han confundido la palabra democracia (la voluntad expresada libremente a través de unas urnas) con la palabra dictadura (donde poco importa lo que los votantes votaron cuando metieron su voto en ella, porque independientemente de lo que votaran se haría lo que nadie había dado a votar). Disculpen el simil, pero con ello quería demostrar que la desgracia es que la devaluación de lo significado no es algo aislado, sino que por desgracia es la moneda usada comúnmente en la política y cada vez más usada -desgraciadamente- en la sociedad y que es algo a lo que nunca deberíamos resignarnos, sopena de resignarnos con ello también a una vida de continuas faltas a la cordura
ResponderEliminarLa confianza, nos ata al mundo y a la sociedad. Hay individuos que no confian mas alla de la sociedad a la que se circunscriben sus lazos familiares (algunos ni eso); hay individuos que tienen confianza en sus compañeros,en su cofradía, en su sindicato; hay individuos que confían en el Estado y los hay que confían en el poder de las decisiones asamblearias. ¿Que relación permite establecer un tipo de confianza u otra en determinadas instituciones?. ¿Que tendría que ver aquí el sentido de reciprocidad?.
ResponderEliminarAna la de la Carpetana
Buenas preguntas, Ana. Quién pudiera responderlas!
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