martes, 10 de junio de 2008

Aprender de la experiencia

En los últimos tiempos me he sentido inclinado y aún obligado a pensar mucho sobre el lugar de lo que llamamos humanidades, y sobre esa actitud que también llamamos humanismo. Después de un siglo de tensiones entre ciencias y humanidades, entre modernos y posmodernos, analíticos y continentales y tanto humo académico, nada está bien definido en los tiempos que corren. A lo largo de varias décadas las humanidades disputaron el terreno del conocimiento a las ciencias, y eso ha derivado, lógicamente, en un lamentable estatus social para las humanidades. Por no citar esa vergonzante trayectoria de denigración permanente del trabajo científico, a ver si ampliando las fronteras se podían constituir como "ciencias del espíritu" o cosas así. Wishful thinking, nacido de la desesperada lucha por los fondos públicos y el estatus académico. No es ese el reino de las humanidades. Desde mi punto de vista, llamamos humanidades a un complejo sistema de reflexión y elaboración de la experiencia humana. La experiencia no es siempre conocimiento, a veces es lo contrario. La experiencia es la transformación que hace la realidad en nosotros cuando resonamos con ella y a ella. La experiencia implica siempre un punto de vista subjetivo. Sólo los humanos son seres de experiencia: abiertos a la realidad en un modo que no es el de mero intercambio energético o metabólico, sino en esa irreversible trayectoria que es la de construir un relato, hacer una historia. El campo de la experiencia es complejo y difuso: hay que nombrar la experiencia, hacerla concepto, pensarla, elaborarla, criticarla y a veces curarla. No hay que competir con los científicos, hay que elaborar también la experiencia de la ciencia, como elaboramos la experiencia del arte o la experiencia de la guerra o de la tortura. Elaborar es convertir el pasado en identidad, hacer del espacio paisaje, del futuro deseo. Me resulta cercana la imagen del terapeuta que logra convertir en voz el sueño, el deseo inconfesable, el trauma que ha fracturado la existencia, la vivencia del poeta. Ser humanista es una forma de ser humano.

1 comentario:

  1. Después de leer esto, vale la pena que te lea el mundo entero. Empiezo por publicar en mi blog un artículo sobre el tuyo!!!

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