He dedicado largas horas a leer y pensar sobre las emociones desde hace muchos años porque en realidad aborrezco mi temperamento emocional. Es un castigo como otros tantos estigmas que uno tiene que soportar con el paquete de genes que le han tocado en suerte. Un temperamento emocional no tiene nada de romántico ni atractivo, es simplemente un defecto de la amígdala que dispara demasiado rápidamente las descargas de neurotransmisores que constituyen la base de las emociones. Muchos necesitan tirarse de un puente para descargar adrenalina: a mí me basta con leer la palabra "precipicio". Es como vivir a cámara rápida. Tu mente se desgasta en batallas navales en una tacita de té inglesa. Todo está demasiado lleno de color y querrías que en algún momento una nube de distancia oscureciese los brillos y te permitiese respirar, como cuando en un día de verano entras en una zona umbría. Uno desearía ser distante, impávido y aún indolente. Pero no: demasiadas norepirefrinas y dopaminas, escasas serotoninas y endorfinas. Me quejo, pero lo soporto con cierta dignidad: ya Aristóteles sabía de estas cosas y negaba que la cobardía consistiera en tener miedo y sostenía que la valentía consiste en superarlo y hacer lo que hay que hacer. Cierto, pero qué difícil es. Vivir con un exceso de emociones es como tener azúcar o hipertensión. Cosas que hay que controlar y que te hacen la vida menos agradable, pero no menos digna. Le das vueltas al papel positivo que cumplen las emociones en la vida pero sabes que no, que son como el colesterol: fue bueno mientras los humanos carecían de grasas, pero nada recomendable en un mundo sobrealimentado (en la pequeña parte del mundo que lo está).
Pensándolo bien, creo que mi gusto por la filosofía nació de que en cierta forma es parte de un viejo arte de la distancia: "filosofar es aprender a morir", decía Montaigne. Retirarte aunque sea virtualmente de tu propio cerebro para hacer que sea la conciencia de las cosas, y no las emociones que despiertan aquéllas, la que tenga el cargo de las decisiones: el auriga de Platón. No sé por qué sospecho que el pobre tenía un problema parecido; no se entiende de otra forma tanta inquina a poetas y artistas: amores no confesados de un emotivo incontinente.
Los que tienen el cerebro inundado de serotonina necesitan estímulos constantes y se convierten en personas de acción: se los encuentra en todos los líos. Necesitan el conflicto para que su cerebro funcione con normalidad. Sólo el peligro les hace sentirse vivos. Una delicia.
Leo estos días una sutil historia de ciencia ficción de las que inventamos los filósofos y me hace recordar mi temperamento: supongamos que encuentras una máquina capaz de transformar tu temperamento e incluso tu carácter (en fin, no sé si es bueno dar ideas para que Dermoestética amplíe el negocio). Supongamos que puedes elegir la combinación perfecta de acuerdo a tus cánones ideales. Supongamos que te ofrecen gratis una sesión que te transformará en ese ser que siempre deseaste ser: ¿la usarías?
El viejo Platón soñaba con un anillo que le convertiría en invisible (¿era también algo voyeur?) y se dio cuenta de que en el simple hecho de pensar en ello ya estaba implicado un problema moral. En esta máquina de cirugía mental se esconden no menos misteriosos problemas de sueños de identidad. ¿Se atrevería alguien a usarla?, ¿se atrevería alguien a no usarla?
¿Para que escribe así? ¿Para qué escribe estas cosas?. Ponerlas en este gran escaparate del mayor mercado del mundo con su identidad única - la foto suya, no hay dos iguales en el Universo conocido - significa a) que no pretender ser anónimo b) Pretende que lo lean otros y todos los otros - en caso contrarios escribiría en sus cuartillas y las guardaría o mostaría sus escritos discriminadamente. Por eso mis preguntas son pertinentes; si las juzga atrevidas cieere ésto, en caso contrario, responda. Gracias, de todo corazon
ResponderEliminarAl Anónimo anterior podría respondérsele preguntándole por qué presta tanta atención a algo que cree no la merece. E incluso por qué se toma el trabajo de meter baza allí donde no cree que valga la pena hacerlo y de interpelar tan altivamente a alguien cuyas anotaciones no deberían suscitarle interés.
ResponderEliminarGracias a ambos comentarios. La respuesta es sencilla: exponer algo es siempre ex-ponerse a algo. Hay quienes creen que uno se puede ocultar detrás de lo que escribe, pero es falso, no recitamos palabras que nos dicta un dictador interno, sino palabras que expresan lo que somos.
ResponderEliminarRealmente, le presto mucha atencion porque así lo merece lo que aquí produce Fernando Broncano; tras tantísimo anónimo, la identificación es un valor que considero positivo. Esta producción de FB me hace pensar a veces, que son meras confesiones con cualquier otro porpósito que desde luego no preguntaré porque éso sí que es íntimo y no me pertenece. Otras veces pienso que escribo con una pretensión social, altruista y como tal diga de agradecimiento. Si ésta última hipótesis fuera cierto, le haría una crítica a FB sólo si escribiese para una audiencia intelecutal - de profesión - elitista. Hasta aquí la explicación a mis preguntas; ahora espero que me FB responda. (Un intelectual de profesión es aquél que se gana el sustento con su pensmiento, con su esfuerzo intelectual; como el ingeniero lo gana con su ingenio)
ResponderEliminarMe corrijo solo donde el error equivoca lo que quise decir - donde digo "Otras veces pienso que escribo" quise decir "Otras veces pienso que escribe" - o donde el error me abochorna y me voy a ganar la enemiga de mi agrio crítico - donde "fuera cierto" quise decir "fuera cierta" y donde dice "que me FB responda" quise decir "que FB me responda"
ResponderEliminarAh!, releyendo lo que encerré entre paréntesis me temo que terceras partes puedan pensar que es una broma con puya y salgan en un auxilio esperpéntico; no lo borro porque la intención fué impulsiva, primitiva, irreflesiva, o sea, sin ánimo de molestar, pero a la vista de una replica a mi primer comentario me doy cuenta de la probabilidad de que se saquen conclusiones erroneas.
Resumo ahora todo: el filósofo tiene la obligación moral de contribuir al bien social y para ello su palabra debe estar al alcance de la mayoria, no de una minoria extremadamente formada, instruída. ¿Para que sirve un filósofo hoy d'ia?. Por ejemplo, tiene el mundo occidental un grave pconflcito armado en Afganista, los talibanes se aproximan a Pakistan, a 100 km de Islamabad; Pakistan tiene la bomba atomica y los talibanes, sus lideres, dicen - y es un hecho - que la democracia es un concepto ajeno al Islam; el gobierno pakistaní ha aceptado que la ley de la Sharia sustituya a la ley civil en el valle de Suat. ¿que hacemos? ¿los convertimos a los talibanes y sus seguidores islamistas a la democracia a fuerza de glopes con la cruz como se hizo en America?. En Somalia, niños de 17 años atacan barcos armados de potentísimos lanzagranadas ¿los matamos argumentando que defendemos a nuestros barcos que van a las costa somalies a pescar? ¿los matamos y le decimos que no tienen derecho los somalies a entrar en España a trabajar?. A ver, Broncano, ¿para que queremos a los filósofos que no se pronuncian sobre estas realidades y se miran el ombligo con un abigarrado lenguaje que muy pocos entienden? ¿Para que tenemos Universidades públicas con filósofos defendiendo las Humanidades si a la hora de pronunciarse humanamente estan silentes?.
¿Por qué no vuela una piedra? porque es una piedra. Creo que es genial que la gente que sabe hacer lo que sabe hacer, lo haga sin que esto tenga que ser mirado desde otro punto cómo una telaraña de pretensiones. Gracias por el valor de tus palabras, sin duda van más allá del ejercicio de la lucha contra la caducidad de la existencia, no creo que se puedan entender estas palabras tan amables como un mero ejercicio de escaparate o de reflejo de la vanidad.
ResponderEliminarLa luna en el mar riela, y si no ¿qué iba a hacer la luna en el mar, a caso podría hacer algo mejor que rielar?
Fernando: gracias, muchas gracias por escribir esto, me hizo mucho bien, y creo que también puede hacer bien a alguien muy cercano que quiero mucho. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminar(en cuanto al debate de los dos anónimos, me cae más simpático el segundo Anónimo que el primero, el que no le pide a la luna más que lo que puede hacer. Al otro no lo entiendo, ni entiendo que pueda decir lo que dice desde el anonimato. Esto es sólo un comentario menor, porque me resulta muy difícil incluir mi comentario desoyendo todo lo que me antecede, pero lo único que yo pretendía decir, es lo que dije antes).
Hola Fernando,
ResponderEliminarme temo que blogger no me deja ser del todo anónimo. De todas formas, una sorpresa leer sobre contra el temperamento emocional. A lo mejor no tiene mucho que ver, pero Schopenhauer presta atención a ese ritmo distinto de emociones que surgen en la experiencia estética. Es divertido buscar fuera del museo un ritmo estético que mantenga a uno un poco a salvo de esos torrentes que arrastran a uno. La propuesta no funciona muy bien, pero da algo de juego. Quizás tu tengas tus propias recetas.
saludos.
miguel
Hola Fernando,
ResponderEliminarme temo que blogger no me deja ser del todo anónimo. De todas formas, una sorpresa leer sobre contra el temperamento emocional. A lo mejor no tiene mucho que ver, pero Schopenhauer presta atención a ese ritmo distinto de emociones que surgen en la experiencia estética. Es divertido buscar fuera del museo un ritmo estético que mantenga a uno un poco a salvo de esos torrentes que arrastran a uno. La propuesta no funciona muy bien, pero da algo de juego. Quizás tu tengas tus propias recetas.
saludos.
miguel
""He dedicado largas horas a leer y pensar sobre las emociones desde hace muchos años porque en realidad aborrezco mi temperamento emocional"Comienzo copiando esta frase de mi encuentro con Fernando porque me ha encantado. La inquietud por la filosofía nace de la "inquietud de si" Esta intentando escribir algo personal sobre el arte de la distancia (me interesa tanto como a FB y me dije: seguro que muchos otros han tratado este tema. Así es como me encontré con esto. Gracias Fernando por tus palabras. Me ha venido muy bien. Sí, una personalidad intensa en emociones es un desgaste constante. Saber que a otros les parece una enfermedad, como a mí, me hace un bien a mi espíritu. Teresa
ResponderEliminarMe corrijo pues hay algunas falta y soy muy obsesiva con esto. Seguiré tu blog, Fernando:
ResponderEliminar"He dedicado largas horas a leer y pensar sobre las emociones desde hace muchos años porque en realidad aborrezco mi temperamento emocional"
Comienzo copiando esta frase de mi encuentro con Fernando porque me ha encantado. La inquietud por la filosofía nace de la "inquietud de si" y, en realidad, siempre que se escribe algo, el self surge inevitablemente. Pero hay quienes lo hacen transparente desde el primero momento y esto que hace Fernando es valiente.
Me encontré con esto cuando estaba intentando escribir algo personal sobre el arte de la distancia (me interesa tanto como a FB) y me dije: seguro que muchos otros han tratado este tema. Gracias Fernando por tus palabras. Me han venido muy bien. Sí, una personalidad intensa en emociones es un desgaste constante. Saber que a otros les parece una enfermedad, como a mi, le hace un bien a mi espíritu. Teresa