jueves, 24 de junio de 2010

Cuando miramos


¡Qué misterio tiene el performativo "Esto es Arte"!

¿Quién puede y quién no puede usarlo efectivamente en el espacio social? Tendríamos que responder que el artista. Pero el artista es precisamente quien está investido de la autoridad suficiente para hacer que un objeto se convierta en arte. En virtud de su gesto, por ejemplo, enmarcar un trozo de realidad y situarlo en un museo, salir al escenario y mover su cuerpo, escribir unas cuartillas..., el mundo se transforma y aquel objeto, su gesto o palabra, se rodean de un aura que atrae la mirada de un modo especial que reservamos para el arte. El artista es quien tiene autoridad sobre lo visible.
Algunos piensan que la relación entre arte y política viene del "compromiso" del artista, o del significado de su obra. De ahí que cíclicamente aparezcan formas de arte "comprometido". Lamentablemente solo contribuyen a convencer a los convencidos y generalmente a estropear el gusto de todos. Porque el arte es político de una forma mucho más radical: porque su espacio de autoridad es siempre un espacio que no puede ser ocupado por el poder. Cuando el poder lo ocupa el performativo "Esto es Arte" no funciona. Como Stalin declarando arte los cromos neorrealistas.

El problema político de la estética es el performativo "Esto es Arte". El problema estético de la política también es ese performativo: los nazis pensaban que la destrucción del mundo era arte. Ocurre a veces, que el poder se ve a sí mismo como arte.

He aquí el misterio del arte: ¿de dónde viene la autoridad que convierte un objeto en arte?

No lo sé. Pero sí aventuraría algunas sendas para explorar: no puede venir sólo de la tradición artística, porque no habría vanguardias. No puede venir sólo del artista: cualquier adolescente convierte sus cuadernos emborronados en poesía. No puede venir de la sociedad: a veces somos ciegos.
Por eso el misterio del arte.

5 comentarios:

  1. Qué es y qué no es arte lo decide el marchante

    ResponderEliminar
  2. Es cierto, pero hay marchantes y marchantes: muchas galerías fueron/son centros alternativos.
    En Lavapiés y Malasaña, por citar dos zonas que me son cercanas, puedes encontrar gente tan valiente (más) como cualquiera, y probablemente más importante para el futuro que muchos artistas. Ciertamente también están las casas de subastas, y los museos, etc.
    La vida, por suerte, es compleja. Y merece la pena que las respuestas lo sean.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. La pregunta, Fernando, es estupenda: ¿de dónde viene la autoridad que convierte un objeto en arte?. ¡Si tuviéramos una respuesta! ¿Es arte todo lo que hace un artista por el hecho de serlo o haberlo sido? (pongamos, por caso, Miquel Barceló...)
    Pero la pregunta es extrapolable, por ejemplo: ¿Son socialistas las medidas de un gobierno socialista? (pongamos por caso el PSOE...) ¿Es bueno lo que hace un hombre bueno? (no se me ocurre nadie a quien poner por caso...)
    Creo que nada hay tan perverso, hoy en día, como el concepto de arte cuando nos referimos a pintura, escultura, etc. (Si, el teatro tal vez). La música no vende si no gusta, el cine no vende si no gusta, la literatura no vende si no gusta.
    La pintura, la escultura (tal vez el teatro) vende sin gustar, sólo porque alguien ha dicho (¿decretado?) que es así como debe ser.
    Y lo más curioso: ¡Los adeptos de esos decretos son las clases intelectuales! ¡Las élites intelectuales!
    El arte es la gran metáfora de la edad en la que vivimos, en la que llevamos viviendo 2.500 años. ¿Fue acaso distinto en el siglo de Pericles?
    ¡Qué lástima me da El Hombre!

    ResponderEliminar
  5. ¿y quien dice que la respuesta de "anónimo" -no yo, el otro- no fue compleja?

    ResponderEliminar