HAR1, FOXP2, AMY1, ASPM, LCT,HAR2. Estas extrañas siglas parecen ser las responsables de la diferencia genética que tenemos con Pan troglodites, los chimpancés, los seres vivos vivos con mayor proximidad evolutiva a Homo sapiens sapiens. Esto es lo que sostiene la investigadora californiana Kahterine S. Pollard en Investigación y ciencia (julio, en la versión española)
Unas pocas, muy pocas, zonas del genoma que codificarían el desarrollo de la corteza cerebral (HAR1), la formación de sonidos vocálicos y consonánticos (FXP2), la digestión del almidón (AMY1), el tamaño del cerebro (ASPM), la digestión de la lactosa (LCT) y el desarrollo de la muñeca y el pulgar (HAR2). Es fascinante que se esté llegando a estos niveles de precisión en el mapa genético.
¿Es ésto lo que nos hace humanos? He buscado imágenes para ilustrar la entrada y me asombra la falta de creatividad y originalidad cuando se tocan estos temas. Muy interesante. La falta de imágenes hace sospechar que siguen siendo temas sometidos a formas indirectas de discurso: ironía, tensión ideológica, etc. Lo que indica que nos movemos en aguas pantanosas.
No tengo ninguna duda de que esos genes están involucrados de manera determinante en la evolución biológica. Salvo que nuestra especie es una especie cultural (lo mismo que los chimpancés, pero nuestras diferencias biológicas permiten unas formas de cultura particularmente distintas, donde la convención, la norma y el diseño son la regla).
Ahora bien, el artículo me ha llevado a releer Precarious Life, uno de los últimos libros de la feminista Judith Butler, quien ha ido derivando desde temas centrados principalmente en el debate feminista hacia temas de antropología y especialmente hacia una filosofía anti-violencia radical.
Su tesis merece ser pensada con silencio y tranquilidad: lo que nos hace humanos, sostiene, es el duelo. Los humanos nos dolemos de las pérdidas. Podemos pensar, hablar, crear, guerrear, ..., pero al final nos dolemos intensamente de las pérdidas. El duelo, más que el pensamiento, nos hace conocer la vulnerabilidad de nuestros cuerpos y la dependencia de otros que tienen nuestras vidas. Se puede reaccionar ante la vulnerabilidad con violencia (es lo que ella señala respecto al giro violento de la política de su país después del 11S), pero no se puede dejar a un lado el descubrimiento de que todos, incluso las grandes potencias, son/somos vulnerables y perdemos a los nuestros, y dependemos de ellos.
Al representar a los humanos, sostiene Butler, siempre se seleccionan rasgos prototípicos, rasgos "normalizados" por la convención, por el poder, que establecen lo que nos hace humanos, y que hacen que muchos que no los tienen no lleguen a ser reconocidos como humanos (obsérvense en las representaciones de la evolución las no-representaciones. Es un ejercicio necesario de distancia). Por eso no tiene demasiado interés insistir en la parte teórica y representacional de lo que nos hace humanos: sólo sentirlo. No es lo conceptual, sino lo emocional lo que nos hace humanos. Sentir duelo por los perdidos, por quienes ya no formarán parte de nosotros y sentir que esa misma falta nos transformará irreversiblemente en otra persona distinta a la que fuimos.
Lo que nos hace humanos, pues, además de unos cuantos genes, son nuestras pérdidas y cómo nuestras emociones nos hablan de ellas. El estado de duelo es el estado humano. La violencia, la venganza, uno de sus productos. Freud señaló en El trabajo del duelo otras formas más de salida: la sustitución del objeto de la pérdida, la transformación creativa en otra persona con otras dependencias. Aspirar a la independencia y a la autonomía sin restricciones, sostiene Butler, puede esconder una forma de violencia. Sabernos dependientes puede reconciliarnos con lo que nos hace humanos.
Otro día hablaré del deseo.
Paco García Pavón, uno de nuestros grandes olvidados (ultimamente recuperado, por cierto: http://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=275750), lo expresó de un modo conciso y manchego:
ResponderEliminar“La grande y tristísima peripecia del hombre es darse cuenta de que es acabadero.”
¿Cómo evitar la reacción violenta cuando un ser humano no muere sino que le matan, a veces brutalmente?.
ResponderEliminarA mi otra rección al 11s por parte de EE.UU. me parece algo utópico, y yo en cuanto vi el atentado supuse que se iniciaría una guerra, no sé Judith que otra reacción idealiza.
Dice Mario Bunge que lo que nos hace humanos es la inutilidad: el arte: la pintura, la música, la filosofía y un largo etc, y apuesta por una nueva definición para la especie: el "homo inutilis". No está mal.
Estoy seguro de que para Mario Bunge el arte, la pintura, la filosofía y un largo etc. son inútiles.
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