Paseo esta mañana por Brooklyn con José Medina, amigo filósofo wittgensteiniano y activista de las minorías en Vanderbilt University. Nos acercamos a uno de los centros históricos donde nació el abolicionismo. Jose está a punto de pubicar Epistemologías de la ignorancia, en Oxford University Press, sobre la ceguera que aqueja a tantos que deberían/mos haberlo sabido. El no ver como uno de las causas de la discriminación y sustento de las hegemonías.
Me doy por aludido: debería haberlo sabido. Me he pasado la vida pensando, escribiendo y enseñando epistemología abstracta, contemplando cómo se aburre el personal con ejemplos que le son tan lejanos y con casos de escepticismo que sólo un filósofo puede entender, y debería haber sabido que el no saber es algo mucho más grave y cercano. Hemos dejado ir la filosofía hacia un moralismo vago que impregna todo el discurso y hemos olvidado la inmoralidad de la falta de conocimiento. La culpa la tenemos los filósofos, especialmente gente como el que escribe esto, que ha pensado que los modelos de la ciencia eran los modelos de la excelencia humana (que en cierto sentido y momento lo son) y deberíamos haber sabido que la sabiduría estaba más en aquellos que supieron verlo a tiempo, que no tuvieron miedo de mirar y de preguntar, que no tuvieron miedo de saber. Debería haberlo sabido, y ahora podría reivindicar que el conocimiento es nuestro bien más preciado, que los filósofos ayudamos también a pensar sobre ello.
Nuestra memoria está hecha de desmemoria, de puntos ciegos que no hemos querido o sabido eliminar. Y de escepticismo que no debería haberlo sido, y de ignorancia que no debería haber ocurrido. Los grandes desastres de la historia empiezan por no haberlo sabido cuando se debería. No es la falta de curiosidad lo que nos aqueja, ni la falta de metodología sino el valor para mirar ahí donde tememos hacerlo, porque entonces lo sabríamos.
Mañana estaremos discutiendo de Trauma, memoria y olvido en el Pratt Institute, un centro de creación y discusión artística. Se me ocurre que debería pensar más sobre la ignorancia: sobre todo sobre la ignorancia de la ignorancia, y quizás, tal vez, algún día, se podrá lamentar menos el trauma y el olvido y celebrar la memoria.
"There is nothing in the dark that isnt there when the lights are on" de Rod Serling. Me parece una metáfora linda para hablar y pensar (¿o tratar de ver?) sobre estas cosas, sin olvidar lo que tal vez quiso decir Schiller cuando dijo "todo es bello cuando no nos concierne". Que les aproveche mucho la discusión en el Pratt Institute, qué título tan interesante. Me despido como buena tica, pura vida!
ResponderEliminarMaría José