jueves, 18 de abril de 2013

La vida se abre camino

Tendría que haber escrito hace una semana, pero a veces la vida te impide narrar la vida. Porque a veces la muerte irrumpe e interrumpe la historia de la vida. La semana pasada murió después de una vida luminosa Paco Guzmán. Está ahí, a la derecha de la imagen, en su silla,  con sus ojos de un azul intenso luminoso y la mirada apacible que tanta paz producía en quienes estaban a su alrededor:



Conocí a Paco el primer día de clase de mi asignatura de Lógica, hace bastantes años. Se puso con su silla en primera fila. Paqui, su madre, le llevaba y traía y esperaba (y a veces entraba y escuchaba la clase). Enseguida comenzó a preguntar y discutir. Y se inició en ese momento una amistad intensa y una relación de la que tengo la convicción de haber sacado mucho más que lo que pude dar.
Paco había acabado una licenciatura en Físicas y deseaba hacer Humanidades. Pocas inteligencias pueden presumir de ser capaces y de haber tomado esa decisión. Conozco a casi todas las que lo han hecho en nuestro país y ninguna es comparable a la de Paco y ni mucho menos a su humanidad.
Compartimos (nunca mejor dicho) dos asignaturas. Después un posgrado en Humanidades. Paco intervenía en todas las clases y poco a poco fui aprendiendo de él muchas cosas, pero sobre todo fui aprendiendo a amar la vida.
Se fue convirtiendo en un líder del movimiento por la independencia y autonomía de lo que torpemente llamamos discapacitados. Su tesis, absolutamente correcta, es que las capacidades y discapacidades de las personas son una de las cosas de las que deben hacerse cargo las sociedades. Nadie nacemos con capacidades e incapacidades si no es en un medio ya social, ya artificial, ya moral, ya político. Es ahí donde las adquirimos y preservamos.
Se rebelaba Paco contra quienes consideran las capacidades como algo "natural" (qué cosa, él, que tenía dones naturales superiores a casi todos en inteligencia y humanidad, pero que tenía una tetraplejia que le hacía ser hipervisible en sus dificultades e hipovisible en sus dones). Discutía una y otra vez todo intento de naturalización del cuerpo, de la mente. Fue armando un programa teórico y práctico de rebelión contra la discapacidad. Me cansaba ver su fuerza y su voluntad, su capacidad de trabajo. Y me asombraba la rapidez de su pensamiento.
Debo a Paco muchas cosas, pero sobre todo el haber aprendido una actitud ante el mundo y la vida: convertir nuestras dificultades en meros obstáculos que no son sino piedras en el camino. Aprendí de él a convertir las dificultades en simples ocasiones para repensar nuestra existencia. Él nos llamaba los "verticales", porque, por una contingencia de la naturaleza, estábamos de pie y andábamos sobre las piernas. Podríamos haber usado ruedas, ¿y qué? Yo, que estoy medio sordo, lo que entonces me producía algún problema de identidad, comencé a hacerle caso y a distanciarme de los que oían perfectamente pero eran incapaces ( no físicamente) de ver (a veces de mirar) y muchas veces de escuchar.
No nos veíamos todo lo que deseábamos pero , cuando la vida venía realmente mal y las cosas eran difíciles me preguntaba, ¿cómo se enfrentaría a esto Paco?
He visto gente mala y gente buena en el curso de mi vida. He visto valientes y cobardes, pero hasta ahora el número de mis héroes es muy limitado. Paco está en la cuenta de ese mínimo número y, desgraciadamente está en la cuenta, uno más, de los héroes que se me han muerto. Los creyentes llaman santos a esta gente, los otros creemos que Paco es lo que llamamos la fuerza de la vida. Lo que nos hace merecer seguir viviendo.

8 comentarios:

  1. Un referente para ti, casi ahora para mí.
    Son una lección continuada de vida, este tipo de personas, escasas, quizá porque no las vemos, como dices

    PAQUITA

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  2. Gracias Fernando, por traernos a Paco en cada una de tus palabras, un héroe! yo lo llamo un inmortal.
    saludos
    Pamela.

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  3. Qué duda cabe que como físico y de propina filósofo Paco habría reflexioinado hondamente sobre el acontecimiento de la muerte y no me extrañaría de él un corte naturalista, materialista y que previera su propia muerte como el fin de todos nuestros proyectos, intereses y acciones, una desintegración y corte radical con el mundo o quizás le resultaba un misterio inquietante.Que difícil resulta asumir esa frustración definitiva de todo lo nuestro. ¿Identificaba la muerte física con la muerte total? Hay que hacer esfuerzos hercúleos para reducir el acontecimiento de la vida, impregnado de valor y de esfuerzo heroico(como su caso) por realizar sentidos últimos a mera facticidad física. Ojalá su existencia se haya elevado por encima, más allá de todo condicionamiento y "discapacidad" anterior.
    Mario.

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  4. Qué duda cabe que si Paco era físico y de propina filósofo, pues habría reflexionado profundamente sobre la muerte y como amigos en algún momento habréis intercambiado impresiones al respecto. Me temo un corte naturalista, materialista ¿sí? Seguramente la preveía como la cesación absoluta de todos nuestros proyectos, intereses y acciones, pura desintegración y corte total con el mundo, el fin absoluto de su mismidad yóica, de su identidad, como la nada. O quizás le resultaba un misterio pese a su bagaje cultural en física , y encontraba escandaloso reducir el acontecimiento de la vida impregnado de valor y esfuerzo heroico( en su caso) a mera facticidad física . Hay que hacer esfuerzos hercúleos para digerir semejante frustración y tener esa concepción tan prosaicorra y banal que algunos físicos, algunos positivistas, materialistas groseros, tienen sobre la muerte. En ese caso aliviémonos con la reflexión de Epicuro sobre la misma.
    Ojalá su existencia se haya elevado por encima, más allá de todo condicionamiento de “discapacidad” física anterior.

    Mario.

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  5. Mi más sentido pésame, también para toda su familia... de estas personas uno realmente aprende... ojalá haya muchas más personas luchadoras y ojalá todos les facilitemos la vida y les ayudemos en lo posible

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  6. Qué bonito, Fernando. El día en que me enteré me dio un vuelco el corazón. Yo no le veía mucho, de hecho le veía muy de vez en cuando, fortuitamente, pero le tenía un cariño inmenso. La última vez le ví fue en la manifestación del 25 de octubre, en Plaza de España... Ahí estaba él, protestando como todos los demás. Y pensé: madre mía, que fuerza de voluntad. Quedamos en vernos un día a tomar un cafetito y ya no lo volví a ver. Le echaremos mucho, muchísimo de menos.

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  7. Gracias, Fernando. Yo le conocía poco, sólo coincidimos un par de veces aquí y en Madrid,
    pero siempre me impresionó su lucidez, buen humor y ganas de trabajar. Un abrazo.

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  8. Otra vez gracias Fernando por estar ahí. Cada vez que entro en este blog me siento reconfortada y reconciliada. Te vi y te escuché el otro día en La Central, me quedé con ganas de oirte hablar un poco más.
    Gracias otra vez

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