domingo, 7 de septiembre de 2008

modestia y contexto

Cuenta Stanley Cavell en Un tono de filosofía que en el Harvard de los años sesenta, cuanto se comenzaba a vestir informalmente, las autoridades mantuvieron la exigencia de la corbata y la chaqueta en los comedores universitarios, por lo que algunos estudiantes comenzaron a presentarse con chaqueta y corbata pero sin camisa (lástima no haber leído antes esta anécdota estos años en que en mi universidad se exigía la corbata a los profesores). Desobedecer una regla obedeciéndola literalmente nos lleva a una interesantísima pregunta por los contextos en los que actuamos y, en este caso, hablamos o escribimos. Los blogs como éste son uno de ellos. Lo que me parece fascinante es ese no saber quién cuándo y cómo se leen o si acaso se leen estas palabras. En los coloquios (estoy ahora organizando uno, por eso reflexiono sobre el tema) se envían "comunicaciones": los candidatos escriben un texto pensando en quiénes, cuándo y cómo van a escuchar y en lo que podrían responder. Una comunicación es así un acto con un contexto académicamente muy determinado. En una clase "magistral", el profesor habla y los demás escuchan, y acaso espera una pregunta de los más adeptos que le dé ocasión para seguir hablando. En los grandes congresos se distingue entre conferencias magistrales, impartidas por las grandes autoridades, comunicaciones y posters. Qué curiosos son éstos últimos: una enorme sala llena de paneles en los que se han pegado textos y gráficos y uno o dos autores delante, esperando que alguien se acerque, lea y pregunte. Es un ejercicio de modestia, humildad y acaso humillación que deja claro cuántas relaciones de poder (o autoridad) hay en el ejercicio de la palabra. Conversaciones asimétricas: el hablante y el oyente están investidos de poder. Pienso en los blogs, al menos en éste, como en un poster en el que uno no imparte una clase o conferencia, ni comunica nada, sino que pega una reflexión y deja todo el poder al paseante. Los blogs, como los posters, plantean rompecabezas sobre los contextos comunicativos: una mezcla de modestia e inmodestia (o pudor e impudicia) en las que hay que buscar las razones por las que se escriben. Es sorprendente que muchos blogs se escriban con un "alias": le plantean a Derrida una pregunta difícil sobre una firma que no es una firma sino un remedo de ella, que no aspira a ser identidad del autor. Ser y no ser autor y responsable de lo que se escribe, dejar toda la fuerza al texto en un contexto de incógnita sobre autor y lector. Más interesante aún cuando los comentarios se hacen también con sobrenombre: palabras que conversan entre sí desposeídas de toda relación de fuerza y poder.

3 comentarios:

  1. Quizá, cuando se escribe con seudónimo, lo que se busca es recuperar un poco el poder de la identidad. Usan nuestros nombres para tantas cosas que tienen tan poco que ver con nosotros. Me nombro, nueva.

    Tiene algo tambien de pudor e impudicia, como dice el post, pues, por un lado, se espera perder la relación con lo conocido -para desinhibirse- y, por otra parte, se desea a menudo que le encuentren a uno debajo del nombre falso, idéntico, verificado-verificable.

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  2. También___ el pseudónimo puede ser una ayuda, para recordar lo que nuestro nombre, el nombre de nuestra persona habitual, no dice y queremos recordar.

    como de saul a paul por ejemplo, de grande a pequeño, para hacerse siervo del mesías.

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