Reflexiones en las fronteras de la cultura y la ciencia, la filosofía y la literatura, la melancolía y la esperanza
domingo, 22 de diciembre de 2013
La escoba del sistema
Los lectores de David Foster Wallace saben que "La escoba del sistema", título de uno de sus más divertidos libros, es una expresión que usaba su madre para referirse al sistema digestivo, y en particular al aparato excretorio de nuestro organismo (ya sabéis, la escatología de la vida). Es una expresión que me llega una y otra vez al leer a ciertos columnistas de economía de la prensa del país (de este país en el que estoy. Me refiero a este extraño engendro que tantos nombres recibe: "España", "la Península", "el Estado", "la Nación"). Suelo leer, digo, a los columnistas ultraliberales de economía porque los prefiero con diferencia a los economistas "críticos", no porque no comparta sus ideas, sino porque me parece que los otros retratan con una fidelidad mayor lo que ocurre en EL SISTEMA (vaya, lo dije).
La escoba del sistema es, claro, sostienen ellos, EL MERCADO. Esta entidad separa los nutrientes de la mierda. La teoría es simple, inteligible, poderosa. Hay que dejar que el ente funcione libremente para que la función se realice adecuadamente. Porque están convencidos de que la distinción entre nutrientes y mierda es también simple, inteligible, poderosa. En un lado están los emprendedores, los creadores productores de riqueza y en el otro los subvencionados, parásitos de EL SISTEMA. Que muchos nutrientes puedan ser venenosos y que muchos parásitos resulten ser simbiontes que benefician a EL SISTEMA son mamandurrias. Tienen una teoría simple, inteligible, poderosa de como está constituido y funciona EL SISTEMA.
Cuando uno los lee no puede evitar cierto sentimiento de inferioridad. Hablan inglés sin otro acento que el de (...) (póngase aquí la ciudad donde han cursado su MBA (OPUS-financiado) o donde discurre su trabajo de broker, recomendado por ESA amistad que sólo se consigue en EL COLEGIO adecuado). Poseen la pose, el ademán, el saber estar, hablar y escribir de quienes siempre han mirado el mundo subidos a un taburete (o a sus cuerpos bien cuidados por la biología y por la industria de la producción de cuerpos y mentes excelentes). Cuando uno los lee sabe que está abajo (abajo, abajo, en la zona del resentimiento, en esa oscura cloaca de la historia de donde sólo surge la podredumbre de la teoría, lo abyecto y despreciable que emiten los cuerpos y las mentes abyectas y despreciables).
Pero tienen razón, así funciona EL SISTEMA. Hay que LIBERALIZAR todos los dispositivos para que las funciones se realicen LIBREMENTE. Ellos se han aprendido bien las metáforas biológicas, no les preocupa que la Biología (ciencia, las minúsculas se refieren a la parte de la realidad en la que sucede la vida) tenga una idea diferente de los cuerpos y las especies mucho más matizada. Por ejemplo, que la evolución no sea un campo de competencia de los más fuertes y los más débiles, sino de nichos, poblaciones e interacciones entre nichos y poblaciones, en una compleja red de relaciones de intercambio de materia, energía e información que establece increíblemente contingentes, no-lineales, relaciones de interdependencias. Tampoco saben, ni les preocupa, que un organismo sea una asociación contingente y no lineal de múltiples subsistemas (tejidos, células especializadas y "organismos" "externos", extranjeros, producidos por la contaminación con sustancias externas, como el sistema inmune, el sistema hormonal y el sistema cognitivo y emocional). No les preocupa la historia, no les preocupa la interdependencia espacial. En realidad no les preocupa otra cosa que su metáfora: EL MERCADO. La escoba del sistema.
Que EL MERCADO sea un subsistema producido por múltiples interacciones, que la realidad de LA COMPETENCIA oculte monopolios reales, sobre todo de INFORMACIÓN, es algo que tampoco les preocupa. De hecho ellos están abonados a los monopolios de información que convierten lo que llaman EL MERCADO en un rastro de trileros. Para enterados: obsérvense los microtiempos de cualquier dinámica de la bolsa para entender por qué EL MERCADO es como el cielo de los cristianos, una entidad ficticia. Bernanke anuncia "X" (por ejemplo, "ya no vamos a seguir inyectando dinero en EL SISTEMA") y entonces en unos microsegundos se suceden multimovimientos arriba y abajo de las bolsas que culminan en una macrosubida de doscientos puntos. ¿Qué pasó? "ah!, ¿no lo sabes?, entonces no perteneces al club. Te jodes".
Ellos lo saben bien: no es lo mismo la LIBRE COMPETENCIA (que tanto predican) que la COMPETENCIA LIBRE (que tanto temen). El sistema real es un sistema de monopolios de información, la fuerza real de la economía contemporánea, donde reside el poder real, en donde se gestan los monopolios que hacen del mercado una ilusión, que hacen de la política un sistema de negociación de información con valor de cambio que tiene como subproducto que no haya ninguna competencia libre sino pura y simple dirección de beneficios. Lo del mercado como un sistema humano de interdependencias de bienes y servicios les importa un pimiento. Les importa lo mismo el que la gente quiera cambiar y se esfuerce e intente sobrevivir y a veces compita, siempre colabore, y a veces coopere, como la vida misma. Les importa nada. La vida no les importa, aunque se declaren defensores de LA VIDA (marca registrada).
Algún día podríamos hablar de lo compleja que es la increíble capacidad humana para hacer de la colaboración, cooperación y competencia un todo único que establece interdependencias sin las cuales no funciona ninguna de las tres posibilidades. Podríamos hablar de la multidimensionalidad de los incentivos humanos para seguir en la vida, que no son siempre egoístas y siempre son multifacéticos, y siempre se resisten a ser caricaturizados por estereotipos de darwinismos de opereta.
En todo caso, en estos días en los que el sol cambia de sentido, en los que la humanidad del hemisferio norte creó ritos de muerte y resurrección de la vida con la intención de preservarla, hay que leer a los economistas airados para saber qué es lo que pasa, pero solo para sentir que el pulso de la vida discurre en otras venas. Sus mundos ni siquiera son artificiales, son puros artificios sobre los que se sostiene no el sistema del mundo sino EL SISTEMA. Puro artificio
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Los niños ricos estudian en sus propias universidades, que no son sino ghettos de privilegiados, niños bien que se alían para emplear a otros a su servicio por un coste miserable, tras una fuerte inversión por parte de sus papás, que han conseguido el dinero estafando a otras personas, bien en política, negocios, inmuebles, etc... eso crea un círculo económico y de poder endogámico, con protagonistas de alto nivel adquisitivo y nula capacidad personal y profesional, donde las amistades y los "timos" (algunos los llaman empresas) se gestan desde los mismos campus de ICADE, o de FAES... vamos, una pena... si se pudiera objetar estaría bien objetar de mantener los privilegios de todos éstos por medio de impuestos, o incluso del voto, o de aceptar condiciones laborales miserables, o cualquier otro de los engaños que han creado ellos para su propio beneficio
ResponderEliminarEn algún momento de tu riguroso y explicativo artículo, llamas al "Mercado" rastro de trileros. Es una verdad como un templo. Pero yo voy un poco más lejos. Esos trileros, no son más que unos componentes de las bandas que manejan los verdaderos "motores" de todo este entramado. Yo les llamo directamente "terroristas financieros". Estos terroristas son los verdaderos culpables de esta crisis, de las anteriores y de las futuras (que vendrán). Y da la "casualidad" que estos terroristas son los que manejan a todos los políticos que dirigen eso que llamamos países del primer mundo y que se integran en esos selectos clubs que no hacen más que joder al resto de ciudadanos. Repito: muy buena la entrada.
ResponderEliminarUn saludo
Solo voy por el segundo epígrafe.
ResponderEliminarLas posibilidades de separar lo bueno y lo malo en dos mitades, las tiene cualquier mamífero, no he visto suficientes documentales pero tal vez crustaceos, quien sabe si las amebas, en fin, otros protozoos.
Separando lo comestible de la mierda.... . Un huevo es un huevo hasta que alguien lo casaca sobre la sartén e inmediatamente el interior se convierte en un huevo frito muy apreciado en algunas culturas como la de los españoles y el exterior se convierte en mierda.
Una patata es una patata (poesía la que queramos) hasta que alguien lo pela y se convierte en los dos polos de una paradoja: a)algo rico, caro y deseable y b) pura mierda.
Los ecologistas andan enrredados en enseñarnos que no siempre es así, pero les va a costar lo suyo;
porque las simplificaciones en dos partes, las clasificaciones epistemológicas duales se nos pegaron cuando eramos simples amebas y ahí andan jodiendo.
Es lo mas simple (alguien dirá que intuitivo...¡intuitivo! tan intuitivo como los pre-juicios).
....sigo leyendo....
Ana la de la Carpetana