martes, 12 de mayo de 2009

Los chicos de ayer



¿qué se fizieron?
¿Qué fue de tanto galán?
¿Qué fue de tanta invención
como truxieron?



Antonio Vega, Enrique Urquijo: ¿qué decir? No eran pensadores, no eran políticos, no eran sino seres frágiles que compusieron la banda musical de algunas vidas, la mía entre ellas. Cayeron como caen las flores de la jara, que duran un día y son la luz de la sierra.

Algunas veces hay que suspender el pensamiento, por ejemplo cuando alguna guitarra comienza a sonar:



















2 comentarios:

  1. Ayer recibí la noticia vía radiofónica cuando ya me había sentado a estudiar en mi habitación. No podía concentrarme, yo que conocí a un Antonio Vega ya enfermo y deteriorado que siempre me impresionó precisamente por eso, por la sensación de ser un superviviente sin pretenderlo, como si estuviera tocado por alguna suerte que lo mantenía entre nosotros pese a sus escasos esfuerzos al respecto. Recordaba la muerte de su mujer, Marga, y lo mucho que me impactó e inspiró su respuesta a la misma, tan constructiva, cuando lo que yo esperaba era que él se fuera tras ella casi inmediatamente, rendido ante la vida otra vez.
    Antonio sobrevivió y se ha ido casi sin hacer ruído, y a mi me impacta. Llevaba media vida yéndose, leía ayer, y es cierto, y precisamente por eso, creo, los que lo conocimos cuando ya se estaba yendo no terminamos de creérnoslo.
    Ayer por la tarde lamenté no tener su música conmigo, recordé las cintas de casette que escuchaba en un walkman, que estarán en algún lugar en casa de mis padres. Pero no me hicieron falta: por el patio interior al que da mi ventana se elevaba el sonido de alguno de mis vecinos, que dedicó su particular homenaje a Antonio desde la intimidad de su habitación tocando a la guitarra y cantando sus canciones durante horas.

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  2. Yo no tuve la suerte de conocerle, pero sí de seguir su trayectoria y emocionarme con su música. Pensaba también que quizá sobreviviría. Pertenece a una generación tocada por el ángel de la muerte.

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