domingo, 14 de noviembre de 2010

Retablos de maravillas






Coinciden en el Reina Sofía dos retrospectivas que sugieren un paralelismo de lo maravilloso:
Desbordamiento de Val de Omar, de José Val del Omar ((1904-1982) y Una exposición de arte de Hans-Peter Feldman (1941). En ambas el tema central es la acumulación: de objetos e imágenes. El resultado es la resurrección de una categoría estética olvidada por quienes profesan la estética: lo maravilloso. Olvidado en el desván de la historia, velado por las nuevas categorías de lo sublime, lo siniestro, lo irónico, y todas esas figuras que se han dedicado desde el Romanticismo alemán a celebrar lo alto de la alta cultura, lo maravilloso ha permanecido donde siempre estuvo, en un lugar que está más allá de la fosa entre la Kultur y la cultura popular. Lo maravilloso es lo que atrae al niño (Feldman) que vive en el mundo destruido de la posguerra en Alemania donde las imágenes escasean como la comida y abren ventanas a lo otro, y le impulsa a coleccionar: cuadernos de recortes, fotos de papel couché. Lo maravilloso es lo que miran los habitantes de los pueblos perdidos de la República Española cuando las Misiones Pedagógicas llegan en camioneta o en mulos (¡qué apasionante reportaje de Val del Omar sobre las Misiones Pedagógicas, sobre aquel inusitado esfuerzo de poética de la educación!). En ambas exposiciones se muestran gabinetes de maravillas: colecciones sin orden de objetos que sugieren jardines de la ilusión.

José Val de Omar:


Aventurero de las Misiones Pedagógicas, poeta de la experimentación con la imagen, desbordante creador de cosas y, me parece, el más vanguardista de nuestros artistas.
Mecamística: "mecánica de lo invisible" define. Y eso es su historia: una continua búsqueda de lo invisible, que deja su rastro en la acumulación aplastante de las cosas que le rodearon. Notas de trabajo que merecen una antología de la poesía vanguardista, patentes que deberían figurar en la historia del arte, artilugios de la fascinación.
Entre la técnica y la poesía, saltándose toda la estética de lo sublime, con el amor por la cultura popular que solamente pueden mostrar los no "profesionales" del arte, Val del Omar señala un horizonte crítico que está más allá, mucho más allá, de los gestos críticos de quienes aceptan o rechazan premios de arte. Toda su obra está en el horizonte de una tierra donde lo visible se distribuye no por adictos a la gloria sino por poetas de la esperanza.

En la imagen de más arriba, uno de los infinitos collages de Val del Omar, en ésta de aquí abajo, Val del Omar, desde un balcón del ayuntamiento de Pedraza, explica a sus habitantes una reproducción del Fusilamiento del 2 de Mayo de Goya. Tiempos en los que se sabía qué hacer con los museos:

2 comentarios:

  1. Muy buen comentario pero...¿no es Val del Omar?
    Saludos y enhorabuena por el magnífico blog

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  2. Gracias Nienur, me preocupan mis errores: algo importante debe haber en qué ocurre cuando confundo un de con un del, pero se me escapa.

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