domingo, 12 de julio de 2009

El conocimiento oblicuo

"La realidad es un lugar muy poco recomendable, pero es lo único que hay abierto a estas horas". Éste es el título de una de las canciones del grupo de música experimental Don Simon y Telefunken, un grupo catalán que animó ayer el encuentro de poesía y artes varias PAN que ya celebra su novena edición en el pueblo de Morille, Salamanca, uniendo lo rural y las propuestas más vanguardistas del pais. Su organizador artístico, Fabio Rodríguez de la Flor ha subrayado este año la dimensión humorística, sardónica y escacharrante. La respuesta de la palabra a la crisis.

Y como todos los años en estas fechas me revuelvo pensando en mi relación con la poesía.

Cuando uno se dedica a la filosofía la tentación de confundir poesía y filosofía es insoportable, pero mucho más dañina e insoportable es la tentación de separarlas. Tenía razón Borges al decir que detrás de todo sistema metafísico hay una buena metáfora (y viceversa). Lo mismo que con la metafísica me ocurre con la epistemología: ¿hay conocimiento en la poesía?: es fácil decir que sí y es fácil decir que no. Es más difícil el matiz.
Es "conocimiento fácil", en un sentido, no hay que pasarse días y noches en el duro trabajo de investigar, es, en otro sentido, un conocimiento extraordinariamente difícil de conseguir: explorar creativamente el alma en los estratos en los que el auto-conocimiento resbala y no se atreve a mirar.
Es creación y al tiempo encuentro: paradojas de un modo de hablar que tuvo que ver en sus orígenes con las artes adivinatorias, oraculares, movimientos ciegos en lo ambiguo para encontrar en los límites del sentido nuevos sentidos. Un ejemplo:


Me gustaría pensar que hay algún indicio de amor cuando puedo decir de veras: El deseo, incluso en sus rabietas más violentas, no puede persuadirme de que es amor ni impedirme desear que lo sea.
(I should like to believe that it is some evidence of love when I can truthfully say: Desire, even in its wildest tantrums, can neither persuade me it is love nor stop me wishing it were.)


Este pequeño poema de W.H. Auden en Los señores del límite produce (me produce) un complejo de reacciones que van desde la sorpresa por la profundidad y economía con la que delimita amor y deseo y al tiempo los vincula, pasando por un largo proceso de meditación hasta una inevitable exploración en mis propias experiencias para comprobar, como si fuera una teoría, la validez de la sentencia.
Todo esto sería parte de una dimensión exploratoria y cognitiva: nos enseña lo que somos. Pero me doy cuenta de que no, que hace algo más que la filosofía y el pensamiento no pueden hacer: te transforma, cambia tu experiencia porque establece una distinción y un vínculo en el deseo y el amor que sólo existe ya porque ha existido antes este poema. Es un cambio irreversible en tu mirada. Ya no volverás a confundir el violento deseo con el amor, pero empezarás a explorarlo para encontrar huellas de un deseo de amor en los oscuros senderos del deseo, para intuir el deseo de segundo orden de que una alquimia transmute deseo en amor, y descubrir que el amor no es otra cosa sino este deseo del deseo. Y al tiempo sobrevivirá en tí una voluntad de lucidez, de que el deseo no te confunda, porque algún día el amor sobrevivirá al deseo. Habrás descubierto que el amor es todo paradoja. Y serás distinto.
Las artes del conocimiento son, claro, más duras en sus trabajos de exploración y encuentro. Pero no son tan efectivas en la elaboración de la experiencia humana. Me gustaría vivir entre: pero la vida en la frontera no es fácil. Desiertos de sentido, pantanos de confusión, bosques de silencio.
La novelista Iris Murdoch, una de mis santas, filósofa profunda, narradora sutil, sabía que filosofía y poesía están tan próximas como dos hermanas y tan lejanas como dos hermanas.

4 comentarios:

  1. Pero por qué esa contraposición del deseo con el amor. Para mi el deseo es otra, de las tantas formas que tiene de expresarse el eros, como la filia que es el cariño que queda cuando el deseo desaparece y permite que la pareja no se desmorone, y que es distinto al enamoramietno como "estado de imbecilidad" de que hablaba Ortega, a juzgar por las imbecilidades que uno hace...
    ¿Qué diría R.Carnap de tus metafísicas palabras..que son un sinsentido, un enredo?
    Ya quisiéramos un Fabio para muchos pueblos rurales de Ávila, ¡la breva, la breva¡ donde todo lo cultural se reduce al festejo taurino...al circo gladiador.
    Un saludo...

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  2. La verdad, Mario, no me importa mucho lo que dijera Carnap de mis palabras. Escribir pensando en lo que diría otro es lo mismo que vivir pensando en qué dirán: formas de esclavitud.
    No entiendo mucho la diferencia entre eros y filía, hay una distancia cultural con los griegos demasiado grande. Si te interesan las emociones en los griegos, David Konstan, un amigo y reputado filólogo norteamericano, tiene varios libros sobre las emociones en Grecia, y en particular sobre la filia.
    En cuanto al eros, bueno, despues de Freud, hay que releer a Platón con cierto cuidado en estos temas.

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  3. Fernando, no me interpretes mal, a mi me encanta como escribes, y justo ese post es lindo, lo que es insoportable de leer y nada gratificante son los Carnap y demás, así que, disculpa la ironía.

    A veces parece que la metafísica y la poesía pretenden penetrar tanto la realidad que acaban por atravesarla y pasarla de largo...

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