miércoles, 12 de mayo de 2010

Rosebud


No se me ocurre otra palabra-intriga que represente mejor el tiempo que estamos dejando atrás. Es la palabra-pregunta que abre Ciudadano Kane, la palabra que inicia un relato que tiene un dentro y un fuera, y un misterio insoluble: la última palabra del magnate. Desde fuera sabemos que es una cosa, desde dentro es una pregunta.
En el sermón de las siete palabras de nuestra vida, las que resumirían las curvas esenciales de las sendas que nos hicieron, hay palabras-objeto y palabras-persona. Poco más. Alguno pensará que hay palabras-idea, palabras-intención, palabras-ideal. Quizá. No voy a apostar por ello, no me atraen los juegos de apuestas. Simplemente creo, sospecho (casi estoy seguro) que las palabras-objeto y las palabras-persona agotan nuestros relatos.
No hablaré de las palabras-personas de mi vida. Pero sí de una de las palabras-objeto que me constituyen. Hay rosebuds que se tuvieron y perdieron y hay rosebuds que nunca se tuvieron. Y esa es su propiedad esencial.
Yo no tuve en mi adolescencia ni en mi temprana juventud un tocadiscos, ni siquiera un humilde magnetofón. Me apropié de la música a través de la radio, de las máquinas de los bares y de las emisiones colectivas de los colegios. Sólo tardíamente de los conciertos. La música fue para mí, desde siempre, pura nostalgia. Mi relación con la música, hecha de distancia y cercanía, sólo la entiendo por los objetos que me rodearon o me faltaron. Otros no tuvieron libros. Otros no tuvieron nada. Otros tuvieron de todo y, quizá, no supieron qué tenían.
Basta como ejemplo: palabras-objeto, palabras-persona. Siete palabras que diremos antes del final.

9 comentarios:

  1. También hay frases-objeto y frases-persona. Y hay frases que figuran en otras. ¿Qué nos diría Frege sobre eso?.

    También hay personas que se adecuan a objetos, personas que se adecuan a frases... es una pena que pudiendo ser libros maravillosos algunas personas se queden en palabras, en palabritas con poco sentido por culpa de que no les dan lugar en libros, o simplemente porque sólo dan para eso.

    Me quedo un poco expectante por conocer el significado de esas "siete palabras que diremos antes del final".

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  2. Dicho sea de paso, prefiero "La ciudad de la alegría" a "Ciudadano Kane".

    Si bien soy un fan de las películas de cine en blanco y negro estadounidense, sin embargo su falta de espiritualidad es algo que me repele con respecto a ellas. Mucho peor es con el cine a color.

    Para mí son mucho más centros del mundo ciudades como Bombay, Delhi o Calcuta que sitios iluminados de neón como New York o Chicago, con todo respeto a sus respectivas gentes y costumbres.

    Pero, puestos a elegir, me quedo, a pesar de su miseria, con la gente de India. Me quedo con su humanidad y con su prohibición de comer carne de vaca, por mucha hambre que tengan. Me pregunto qué dirán ellos al final de sus vidas: "hambre?", "vaca?", "usa?", "Vishnu"?

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  3. me ha encantado el post.Tal vez pase el día haciendo un listado pereciano de rosebuds : ) Curiosamente yo publiqué hoy uno pero sobre los siete días, y gracioso también que tengamos el mismo modelo retro de diseño blogspot ; )
    saludos

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  4. El magnetofón se me queda un pelín atrás pero yo afortunadamente sí tuve un tocadiscos humilde, de esos que la tapa era altavoz, pero sonaba lo suyo. ay... aquellos primeros vinilos ¡verdadero Rosebud¡. Sólo de la penuria viene la inenarrable satisfacción con las pequeñas cosas. Con la opulencia uno está lleno de vaciedad. Ni el más flamante automóvil puede superar el desmán misticoide y emocional que me produjo aquel tocadiscos, verdadero fetiche junto a los senos de mi primer affair claro.
    Me encantó c.Kane, no se puede ir a lo bestia por la vida reificando a la gente, luego pasa lo que pasa: uno da todo su imperio por volver a ser persona... pero ya puede ser tarde, ¡qué desgarrador¡.

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  5. Y yo no querría ser malentendido. "Ciudadano Kane" es una gran película, digna de muchos debates, pero como comenté, falta de espiritualidad, o con un mensaje moralista basado en un sistema ideológico falso. Así, ¿quién de nosotros se ha visto en la situación de Hearsth?.

    En los lenguajes y metalenguajes me parece a mí que es como las capas de una cebolla. En las ideas creo que también: unas veces nos encontramos en una capa y tenemos unas simpatías, otras en otra, etc, conforme avanzamos en entendimiento.

    Yo nunca tuve un magnetófono, pero es una experiencia que recuerdo vívidamente cuando una vecina trajo el suyo y colocó el disco de Grease. No sé si me agradó más por el disco o por la vecina (creo que más fue lo segundo, por ese bonito detalle). Pero la miseria viene de cuando heredas un entorno de relaciones sociales y referencias culturales nulas, donde además te ves sin posibilidades de prosperar, más que hablar de objetos y materiales.

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  6. Rosebud es una palabra objeto sólo en apariencia. Es en realidad una palabra-persona, por ser fiel a su terminología, de usted.

    Recordemos la primera escena en la que sale el trineo. Es una escena equivalente a esa en la que los padres abandonan a pulgarcito en el bosque, o cuando la madre empuja fuera a caperucita. Y le manda al pobre Kane a ser educado fuera del hogar, a la selva comercial. Rosebud es un símbolo, no es ningún trineo. Rosebud es el mundo despreocupado de la infancia. Rosebud es mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaá.

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  7. Vea de nuevo esa escena, y verá que no hay ninguna duda.

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    1. Para Kane su rosebud es un trineo. El piensa en una palabra-objeto antes de morir, un objeto que representa un periodo de su vida, lo que tu mencionas, el mundo despreocupado de la infancia. Pero ese es su rosebud, me temo que estas generalizando, desconozco si en la peli la intención es representar ese caso particular que para muchos sera su rosebud, o si solo pretendia ejemplificarlo como el autor de este post hablando sobre la música.

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    2. En pocas palabras, tienes toda la razón en lo que esa imágen representa o almenos yo la comparto. Pero en este caso el autor la universaliza, usando solo la esencia de lo que un rosebud puede ser.

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