sábado, 19 de junio de 2010

Objetos puros




Después de dos días enclaustrado en una intensa discusión sobre artefactos y filosofía, de su epistemología y metafísica, necesitaba aire, imágenes, silencio y dejar a la mente vagar sola. Me fui corriendo a la muestra que el Reina Sofía acaba de inaugurar: Nuevos Realismos: 1957-1962. Estrategias del objeto entre readymade y espectáculo. Cinco años en los que el arte produjo la posmodernidad. Desde la muerte de Pollock hasta el umbral de lo que serían los años libres: situacionismo, etc. Otra forma de pensar sobre objetos. La muestra reúne a los más salvajes: Klein, Kaprow, Tinguely, Manzoni, Hains, Villeglé, Rauschenberg, Oldenbourg, ... Están todos. Están todas esas obras que acabaron con el "arte puro" y transformaron la obra representacional en puro acontecimiento, en instante que se convierte en arte por el hecho de su ocurrencia.
Paseaba entre los neumáticos de Kaprow o los azules de Klein y miraba sobre todo a las caras de los espectadores. Sorpresa: ya no había risas, ya no había comentarios chuscos sobre si eso es arte. Todos miraban(mos) con el respeto en interés que merecían aquellos humildes y orgullosos objetos que nos habían cambiado la manera de mirar.
Primero fue la forma de representar: los genios barrocos como Velázquez y Rembrandt dieron la vuelta a los temas: un viejo cansado era un Marte, un desarrapado un filósofo. Luego fueron los temas: un árbol en Friedrich, ya no como decorado sino como centro de mirada. Luego la mímesis: de Cezanne a Gris. Luego la materia pictórica: Tapies. Luego la misma pintura: Duchamp. Después, los años de la revolución. Los cinco años de la exposición dan cuenta de aquel tiempo en los que cualquier objeto pudo convertirse en arte como resultado de un gesto, el gesto del artista que hacía de aquello arte. Aprendimos qué era la performatividad: "esto es arte" Aprendimos del fin del "estilo" como disciplina del artista y aprendimos a mirar.
Cincuenta años después ya no importa esa voluntad de asombro. Una foto de la prensa de la época muestra a Malraux haciendo chistes ante una máquina de pintura de Tinguely. ¿Sabría el viejo héroe de pose intelectual que un día nos reiríamos de su risa?
Objetos puros. Objetos-acontecimiento.

5 comentarios:

  1. El artefacto (s/RAE) es un detritus tecnológico al que hay que mirar con el interés con el que el científico estudia una bacteria a través del microscopio; para saber. El arte es la mterialización de la belleza sensitiva. O sea, otro mundo. El filósofo puede quedarse prendado de un artefacto porque busca saber. El artista es un ex- filósofo: encontró lo que hay que buscar.

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  2. Temo estimado Miguel que la belleza sea ya sólo una de las posibilidades del arte, a veces interesante y a veces no: lo sublime, lo misterioso, lo sarcástico, lo que hace preguntas incontestables, etc. son parte del patrimonio moderno del arte.
    Por cierto: no hay arte sin objetos/artefactos (supongo que considerarás artefactos los lienzos con materia pictórica o las esculturas) Lo interesante y apasionante del arte contemporáneo es que cualquier objeto, como las ruedas o el urinario de Duchamp, puede devenir arte.

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  3. ¿Cualquier objeto puede devenir arte? No sé, Fernando, francamente me cuesta horrores advertir lo sublime, lo misterioso, lo sarcástico del urinario o las preguntas incontestables que me plantea...

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  4. Carina, sí, yo me atrevería a sostener que sí. No hay nada en el objeto que impida la mirada estética, es precisamente el poder del arte el que puede transformar la mirada. Por eso tiene una potencia que quizá ninguna otra capacidad humana consiga.
    Pero es discutible, claro

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  5. Carina, sí, yo me atrevería a sostener que sí. No hay nada en el objeto que impida la mirada estética, es precisamente el poder del arte el que puede transformar la mirada. Por eso tiene una potencia que quizá ninguna otra capacidad humana consiga.
    Pero es discutible, claro

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