miércoles, 13 de abril de 2011

La soledad de Robespierre

Me avergüenzan mucho mis oceánicas lagunas culturales. No porque se muestre mi incultura como el parvenu que es desenmascarado en una reunión de clase alta, no porque se descubran las entretelas de mi débil "capital cultural", no. Me avergüenza porque, para quienes nos dedicamos a esto, es una obligación conocer las grandes obras que nos han constituido porque los clásicos son la obra viva de la fábrica de lo humano, junto con las gestas de quienes cambiaron la historia con su sacrificio. Y este último término me lleva a una de mis lagunas, que por suerte me la ha señalado una invitación amable de gente inteligente a una tertulia sobre La muerte de Danton de Georg Büchner, un autor alemán del primer tercio del siglo XIX, que falleció en la más temprana juventud y que nos dejó dos maravillas. Una, a la que me refiero, y otra ,Woyzeck, a la que tendré que dedicar en algún momento un post y que recomiendo leer o ver en cualquiera de sus representaciones. La muerte de Danton es una obra sobre los últimos días de Danton, el revolucionario vividor y moderado sacrificado por Robespierre, el puro de la revolución. Danton representa la moderación, la negación al terror, y también el amor a la vida amable, al placer y a la lejanía del sufrimiento. La obra es compleja pero al final se reduce al debate entre dos modelos de sujetos en la historia. Como toda mi vida me he sentido (a lo mejor autoengañado) como una suerte de danton, demasiado moderado para los revolucionarios, demasiado revolucionario para los moderados, demasiado lleno de contradicciones, y por ello difícilmente comprendido (sobre todo por mí mismo), no me plantea problemas ponerme ahora en el lugar de Robespierre tal como lo representa Büchner.
Robespierre habla con el expeditivo y funcionarial Saint-Just a quien no le plantea problema diez o diez mil cabezas en el cesto de la guillotina. Pero Robespierre tiene que firmar la muerte de sus compañeros de revolución, quienes han ido con él hasta el momento en que las sendas se han separado:

"ROBESPIERRE (solo): Efectivamente, el Mesías sanguinario que sacrifica sin que lo sacrifiquen. Él los redimió con su sangre, yo los redimo con la suya propia. Él los hizo pecar y yo cargo con el pecado. A él le cupo el placer del sufrimiento; a mí me queda el tormento del verdugo.
¿Quién habrá sido más abnegado, él o yo... Aunque hay algo de locura con esta idea... ¿A qué estar siempre pendientes solo de lo mismo? Verdaderamente, al Hijo del Hombre lo crucifican en cada uno de nosotros; todos nos debatimos sudando sangre en el Huerto de los Olivos, pero nadie redime a nadie con sus heridas....(...) Todos me abandonan...Todo está desierto y vacío...Estoy solo"

En el lenguaje políticamente correcto de ahora nadie quiere ser Robespierre, pero todo aquél que goza (es un sarcasmo) del poder es un Robespierre. Y siempre termina en un debate como este breve soliloquio que no le impide firmar la sentencia de su antiguo camarada. Intento acercarme a Robespierre en mi infinita lejanía. Hay una religión (quizá) que tiene que ver con la víctima que se queja de que no hay justicia en este mundo, pero hay otra religión que no es sino el lamento de la soledad del Robespierre de turno que se queja de por qué no le quieren. Y sospecho que esta religión es practicada por muchos que no se reconocerían bajo advocaciones tradicionales. Me gustaría decir con la cabeza alta que todos somos Danton. Temo pensar que todos somos Robespierre.

4 comentarios:

  1. Los falsos cristianos tienen más contradicciones que vergüenza, más miedo que sed de verdad, más hipocresía que principios. Allá ell@s

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  2. En el texto, el Robespierre de Büchner, establece un paralelismo forzado con Jesús de Nazaret, y hasta sus últimas palabras parecen resonar con el "Elí lama sabactani". Y esta evocación, ¿no tiene al principio una torpe voluntad redentora? y despues, ¿no hay una asunción de que la herida, la vida, la muerte es en vano? ¿es queja de soledad o que ha vislumbrado el abismo de la desesperanza?. Seguro que no le tembló la mano al firmar la muerte de Danton. Sin esperanza, no hay nada.

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  3. Puesto que en este blog se ha dado cabida a Proverbios y Salmos, me gustaría escribir en él hoy un Cántico: "Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus juicios, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis"

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  4. Claro que todos somos Robespiere, pero por favor, déjenme contarles de un Premio Nóbel de la Paz que en su segundo mandato (para el cual cambió la Constitución) anduvo diciendo en los medios tanto de que el Poder es un lugar tan solo...y parece que viene ¿lamentándose? desde hace tiempo ya:

    http://www.diarioextra.com/2006/enero/25/espectaculos02.php

    Definitivamente Fernando, las obras crean identidades, qué tristico a veces

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