martes, 13 de marzo de 2012

Internet, Leviatán

Pasaron a la historia los tiempos en los que muchos creían que W3 sería un nuevo territorio de libertad. Poco a poco, se van imponiendo las fuerzas que ordenan el sistema, lo disciplinan y tal vez lo acaben por domesticar haciendo de Internet una sucursal de TeleCinco para el ocio y de oficina de correos para el negocio. Que Internet, la ciudad del cielo,está aún por ordenar es algo que siempre he pensado (en una reseña que hice hace tiempo del libro de Javier Echeverría, Los señores del aire, señalaba que estaba pendiente convertir Internet en una polis). Que Internet no es por sí misma liberadora, ni tampoco el gran dictador, es algo que también he pensado con continuidad. Aunque las posibilidades humanas son siempre relativas a los medios técnicos, la libertad no está dada (ni quitada) por ellos: la libertad se tiene, se defiende y se conquista con el esfuerzo humano. Internet es simplemente uno más de los espacios donde se dilucida la tensión permanente entre el orden que impone el poder y el orden que nace de la autogestión y autoorganización de las comunidades humanas. Los dioses nos castigan concediéndonos lo que deseamos: quienes desean el poder terminan por tenerlo para descubrir que son esclavos suyos. Ya sé que hay formas y formas de poder, ya sé que poder es "poder hacer cosas", ya sé que ... Pero hay otras formas que estar en el mundo que tienen mucho más que ver con las fuerzas de la vida, que es sobre todo resistencia: a la muerte, a la desolación, a la esclavitud, a la subordinación. Hay formas de resistir que no implican desear el poder, ni soñar con el "cuando vengan los míos". Los míos, los nuestros ya están aquí, pero no se les ve porque no están bajo las luces del poder. En fin: también en Internet hay formas de ordenar el mundo sin gobierno, hacer de la selva una polis. Estamos en el tiempo de repensarnos y autoordenarnos sin esperar a que las múltiples policías del pensamiento y de la información lo hagan. Es cierto que nos miran, que nos leen todo, que nos inspeccionan. El partido pirata propone una Leviatán electrónico para ocultar las propias huellas. No sé, cada cual que vea, pero yo creo que en Internet, como en la vida misma, la transparencia es la más efectiva forma de resistencia: que miren y sientan envidia. Decía una viuda en la cola del supermercado consolando a otra reciente viuda "quedarse viuda es como cuando te quitas la faja, parece que todo se viene abajo, pero al poco tiempo te sientes libre". Lo mismo cabe decir de la renuncia al poder: al principio te sientes desorientado, más tarde reparas en que te ha sido dado un lugar en el mundo que puedes compartir sin pedir permiso. Nos piden la IP, nos piden el DNI (Madrid se ha llenado últimamente de controles: ahora a los emigrantes, ¿mañana a los demás?), el certificado seguro, la contraseña,... No importa. Cuando nos hayan pedido todo aún nos queda la palabra.

2 comentarios:

  1. La libertad nace de la necesidad, la presupone (Ejemplo: soy libre para votar, porque la sociedad me impone la necesidad de tomar una determinación)Si no tuviéramos la necesidad de tomar ninguna determinación, ningún camino, si, por ejemplo, viviéramos rodeados de una sobrenaturaleza técnica (a modo como describe Ortega en su Meditación) que todo nos los diera, incluida la seguridad que no nos ofrece la naturaleza salvaje, ¿tendría cabida la libertad? En esta sobrenaturaleza, cabe suponer, no nos sería dada la posibilidad de elección, porque no habría nada respecto a lo cual hubiera que elegir. ¿Es esta sobrenaturaleza verosímil?, ¿y no nos estaría privando de nuestra libertad?

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  2. "Oh Señor, cómo se multiplicó el trabajo, en la Sabiduría tú lo has creado todo. Así este grande y ancho mar... allí van las naves y el Leviatán, los cuales tú has creado para que jugase en él"

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