domingo, 22 de junio de 2014

La soledad de Mónica Vitti





De 1960 a 1964 Michelangelo Antonioni rodó cuatro pasmosas películas (La aventura, La noche, El eclipse, El desierto rojo) que, a través de un cine de mirada entre cruel y compasiva más que narrativo, dibuja la vida de la burguesía como una condición caída , como una trayectoria errónea en la historia humana. El desierto rojo fue la primera rodada en color por Antonioni y sin embargo es la más gris de la cuatrilogía sobre la equivocación de la modernidad. Ya no hay fiestas, sólo una torpe insinuación de orgía en una barraca en medio de un páramo. Grises sucios, barro, desperdicios industriales, humo contaminante y barcos que llenan la pantalla como metáforas de huida. En ese desierto (los alrededores industriales del puerto de Ravena), Monica Vitti nos muestra a una mujer cuyo interior es el espejo de la aridez que la rodea. Entre un intento de suicidio, un intento de amor (con Richard Harris actuando como empresario a punto de deslocalizar su empresa en la Patagonia)  y un intento también fallido de huida en un mercante,  asistimos al errático caminar de una mujer que se ha perdido en el desierto de la existencia. 

He elegido esta película como complemento visual de una de las siete miradas o narrativas sobre la identidad contemporánea que preparo para el próximo curso. La identificamos con la atmósfera existencialista, pero tiene un recorrido mucho más largo. Bergman y Antonioni son dos referentes claros en cine que ahora continúan Victor Erice, Abbas Kiarostami, Terrence Malick o Lars von Trier entre otros. En literatura elegiría a Albert Camus,  Iris Murdoch y  J.M. Coetzee. Es el relato de la caída humana, de su condición irredenta en un mundo que los dioses han abandonado. 

El relato mesiánico de la caída y redención ha sido el gran relato cristiano, secularizado más tarde en varias filosofías mesiánicas en las que se espera una salvación al final de la historia. El relato contemporáneo, por el contrario, empieza con el loco de Así hablaba Zaratustra, que busca a los dioses que los humanos han asesinado. Después de Nietzsche, Freud insistiría también en que la existencia humana comienza con un asesinato ritual del dios o el padre cuya sangre no se lava nunca. Macbeth y Edipo vuelven como los mitos que resuenan en diversos armónicos en la narrativa de la caída. 

Varias filosofías han explicado la naturaleza de esta caída: Heidegger como olvido del ser, el existencialismo como absurdo y falta de sentido de la existencia, Foucault como ubicuidad del biopoder, el posmodernismo como el fin de los grandes relatos. Son discursos diferentes que indagan en la experiencia de la falta de sentido. Son discursos que a veces tienen un carácter apocalíptico: el hombre es un error de la naturaleza; a veces un color sociológico: la modernidad equivocada; a veces es la metafísica críptica de la nada; en Wittgenstein, es el escepticismo como condena. 

Sería un error acusar a este relato de teología enmascarada (entre las críticas de El árbol de la vida de Malick este error fue abundoso). No lo es al menos en el sentido trivial. Al contrario, es una suerte de contrateología. Es el discurso que abandona la religión como respuesta a la condición de caída sin abandonar la experiencia cósmica de asombro y desolación. La pregunta filosófica originaria es "¿por qué hay algo en vez de nada?".  Una pregunta que tiene una respuesta religiosa y otra respuesta científica a lo largo de la historia. La pregunta que está en el trasfondo del relato de la caída es diferente: "¿por qué la nada?", "¿por qué el desierto? Es la aportación de la cultura contemporánea a la metafísica de la existencia.

Sería un error también pensar que esta pregunta es un síntoma de desesperación y de horror por la existencia. Como toda pregunta esencial en la cultura y la filosofía es el fruto de una experiencia. La experiencia de ser humanos. El bello rostro de Mónica Vitti, enmarcado por un leve despeinado, muestra todos los matices del asombro ante la falta de sentido. La soledad de Monica Vitti nos acompaña. 




















1 comentario:

  1. La forma en como describes el paso del sujeto por la historia subjetiva que no puede dejar de ser colectiva me remite a la pregunta por la clínica actual del sufrimiento. ..

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