domingo, 13 de noviembre de 2022

¿Por qué soy materialista?

 


Es un término obsoleto donde los haya. ¿Quién se declararía materialista sin un poco de rubor sabiendo lo que sabemos de cómo se organiza la naturaleza? ¿Es que acaso desprecias la espiritualidad, las emociones sutiles, los valores y el sentido? ¿Cómo puedes pensar que todo es materia?  La mecánica cuántica clásica disolvió la idea ingenua de materia, al postular que los últimos componentes de lo real se muestran como partículas o como ondas dependiendo de las formas de interacción física. La mecánica cuántica de los últimos tiempos añade la información al complejo onda/partícula al concebir la información como algo físico, como la estructuración de los componentes más elementales. Cada uno de los niveles de organización de la realidad manifiestan grados de autonomía que amenazan cualquier intento de reducción: la química, la vida, la mente, la cultura y la sociedad. ¿Cómo se puede hoy día ser materialista?

El materialismo tiene una larguísima historia, en la que hay que incluir la no menos larga historia de sus oponentes críticos, dualismos e idealismos. El materialismo no es simplemente una teoría de los componentes últimos de la realidad, es también una manera de abordar la riquísima estratigrafía de organización del universo, incluyendo la mente, la sociedad y la cultura. No es simple cientificismo, o si es cientificismo es todo menos simple. Hay materialismos históricos y sociales y materialismos culturales. Tampoco está comprometido con un reduccionismo simple de lo alto a lo bajo, de lo espiritual a lo físico. Si hay reduccionismo está lejos de ser simple.

El materialismo contemporáneo se suele calificar como "fisicalismo" en la filosofía analítica, pero esto de los nombres son estrategias muchas veces académicas para no asustar a las autoridades de toda laya. "Materialismo" está bien, no hace falta cambiarle el nombre, aunque sí probablemente los apellidos.

La tesis más sutil del materialismo contemporáneo es el concepto de "superveniencia", que no suele formar parte del vocabulario filosófico continental (jamás se lo he oído a un deleuziano o a un lacaniano, ni tampoco a las muchas variedades de spinozismo que forman el río principal del delta filosófico contemporáneo).

La tesis de la superveniencia sostiene que todo cambio o fenómeno en un nivel de organización alto de lo real entraña un cambio en un nivel de organización básico. Por ejemplo, pensamientos, emociones y microcambios en los estados mentales sobrevienen sobre cambios neurofisiológicos (en las redes neuronales, en las comunicaciones de neurotransmisores,...) y estos cambios fisiológicos sobrevienen sobre cambios y fenómenos físico-químicos más básicos aún. La sobreveniencia no implica necesariamente el reduccionismo, no hay necesidad de ello, es simplemente un modo de recordar cómo está hecha la realidad.

Las disputas más arduas en el materialismo contemporáneo han estado no tanto en la tesis de la sobreveniencia sino en cuál es la base material de los fenómenos mentales superiores. Una línea, representada por Fodor, sostenía que puesto que los fenómenos mentales se caracterizan por tener contenido o significado, y el significado siempre es producto de una articulación de elementos semánticos que corresponden a la articulación del lenguaje, la base de la sobreveniencia debería ser una correspondiente articulación de la base neurofisiológica, algo así como la correlación entre las palabras que usted está leyendo en la pantalla y la que constituye el lenguaje máquina que ordena los flujos de electrones en los semiconductores de la CPU. 

Afortunadamente, esta idea, que es en el fondo materialismo cartesiano o dualismo por otros medios, no es compartida por una gran parte de quienes defienden formas más abiertas de materialismo: el materialismo del enactivismo o post-cognitivismo contemporáneo es mucho más interesante: la base material de lo espiritual, de los significados y contenidos, de todo lo que puede ser descrito como cultural o social no son los estados neuronales o no solo: sobrevienen sobre  relaciones complejas entre cuerpos y mentes, artefactos, e historias: son arquitecturas cambiantes aunque dotadas de la estabilidad que les confieren las prácticas. 

El materialismo contemporáneo desinfla las ruedas del camión metafísico para que pueda atravesar por el estrecho túnel del problema del significado en el mundo. Al contrario de lo que se cree, el materialismo entiende mejor que las muchas formas de idealismo el valor de los valores, el valor de los significados y el valor de la cultura, porque entiende mejor el maravilloso milagro del orden y la complejidad de lo real. 

Hay un tema menor en el materialismo cultural que no querría dejar de señalar. Me refiero, en el contexto del materialismo cultural, a la importancia de los materiales en la cultura. Como somos supremacistas históricos, miramos hacia atrás y calificamos a los primitivos enEdad de la Piedra, Edad del Cobre, Edad del Bronce o Edad del Hierro, pero a nosotros nos calificamos como Modernidad, Ilustración, Posmodernidad, etc. El materialismo cultural restaura la justicia material en la historia. ¿Por qué no hablamos de Edad de los Combustibles Fósiles, Edad del Plástico,...? 

La ciencia de materiales divide estos en unas pocas categorías que agrupan tanto materiales inorgánicos como orgánicos: metales (ferrosos y no ferrosos); cerámicas (que incluyen las artificiales, pero también las naturales, como son las producidas por los fenómenos telúricos: los minerales, vaya); polímeros (que hasta la edad del plástico eran básicamente de origen orgánico) y composites (materiales heterogéneos como los que componían los arcos de los nómadas de las praderas). Cada fase histórica ha empleado todos ellos, solo que en distintas cantidades y en distintas variedades. 

Toda cultura material tiene una base necesaria en los materiales que componen su entorno artificial. Hay variacionees en la cantidad y variedad, pero las categorías anteriores nos permiten analizar las variaciones culturales. No hay transiciones civilizatorias que no sean transiciones en los materiales que sostienen la cultura y la sociedad: el control del agua, del carbón, de los polímeros orgánicos como los combustibles fósiles, de las lanas y fibras vegetales, del nylon, del silicio, ..., No sabemos si en el siglo XXI seguirán los plásticos agresivos con la naturaleza, sobre todo los microplásticos, es posible que haya polímeros que contengan las malas consecuencias ambientales de los plásticos tradicionales, pero me atrevo a pronosticar que las cerámicas serán los materiales dominantes, cerrando así un ciclo con en el neolítico junto con los composites que fueron tan revolucionarios en la era de los mongoles. 


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