jueves, 18 de junio de 2009

El cuerpo extraño

"Mi corazón se volvía extraño: extraño precisamente porque estaba dentro. La extrañeza no venía de fuera más que porque primero había surgido desde dentro. Aquel vacío abierto de pronto en el pecho o en el alma --es lo mismo-- cuando me dijeron: "Hay que hacer un transplante". Así habla el filósofo francés Jean-Luc Nancy en L'Intrus (el intruso) (la mala traducción es mía), repensando su vivencia de un transplante de corazón con el que ha vivido años. Me lleva a Jean-Luc Nancy la recomendación de Ana Palmar, quien lee mañana una tesis sobre la vivencia de los transplantados de corazón, en la Facultad de Medicina de la Autónoma, una tesis que me ha fascinado desde su principio y que lo sigue haciendo en su lectura final; una tesis hecha de trozos de experiencia personal de gente, pacientes y familias, que han pasado por zonas de la existencia por las que no deseamos pasar nadie. Los transplantados de corazón son como Orfeo, han ido y han vuelto del mundo de los muertos, son, dicen ellos de sí, "muertos en vida", han tenido que reconciliarse con su cuerpo en el que hay ahora un cuerpo extraño, la parte simbólicamente más importante del cuerpo, el corazón. Su cuerpo mismo se ha vuelto extraño y deben hacerse cargo de este cuerpo extraño para volver a ser o para llegar a ser ellos mismos. La extrañeza del cuerpo no es menos problemática que la extrañeza y extranjería del alma, cuando nos miramos, no en un espejo, porque no es posible mirar en un espejo más que la parte externa del cuerpo y la parte externa del alma que es gesto, sino en el pozo de dolor en que a veces se convierte nuestra vida después de un suceso traumático: enfermedad, accidente, pérdida, ..., y nuestra vida, lo que somos o lo que tenemos se vuelve ajeno y distante, y nos asombramos de estar ahí, en un espacio vacío del que nos ha expulsado la vida misma que se ha vuelto ajena.
Me apasiona este estudio, como otros en los que poco a poco se está comenzando a cavar en la experiencia de lo corporal, un campo nada o muy poco cultivado en la filosofía, tan adicta al cultivo de la experiencia del alma, como si el cuerpo de los filósofos (l@s filósof@s) fuera como el de los ángeles. Poco a poco vamos construyendo la historia del cuerpo como parte de la historia de la persona, construyendo la trayectoria corporal como parte de la narración de nuestra identidad. Nos ayudan los momentos trascendentales: los momentos más graves de la vida, como contaba el poema de Vallejo, los momentos en los que nuestra vida da una curva y comienza a ser un sendero con sentidos cambiantes.
Ojalá sea este escrito signo de que la atención también está cambiando. Hace unos días comentaba la fascinación que ejerce sobre mí el trabajo manual (no compartida por todos, como veo por algún comentario), ahora quiero expresar mi anhelo de que los cuerpos sean objeto de atención de una mirada no sólo lúbrica y deseante, o compasiva y sufriente, sino también reflexiva e inquisidora.

8 comentarios:

  1. Las nociones de cuerpo (aplicadas a los seres vivos y particularmente al hombre) y de alma, aparecen correlativas desde la antugüedad, eso sí, dando una preeminencia al alma como algo que cabe concebir sin el cuerpo, mientras que éste sin aquélla sería un cadáver o un autómata.
    Esta concepción es expresión de un dualismo que contrapone el espíritu a la materia y la conciencia al cuerpo, que modernamente se ha sistematizado en la relación mente-cuerpo, del que sabemos eres una autoridad.
    En dicho dualismo aparede generalmente infravalorado el lado corporal, concebido algunas veces como prisión o sepulcro del alma (soma- los órficos, pitagóricos y platón por ejemplo) o concebido también desde una perspectiva moralizadora, como el obstáculo natural (en forma de pasiones) opuesto a la voluntad .

    Ya Searle nos ha puesto al día sobre este debate, pero lo que tú apuntas no acabo de entenderlo, te refieres a una reflexión que aún no se ha hecho sobre el cuerpo, ¿podrías precisar?

    Un saludo.

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  2. La idea es que no se ha pensado sobre la experiencia del cuerpo como algo que conforma la identidad personal. Experiencias como la enfermedad, la tortura, el dolor, las experiencias ligadas a lo sexual, los estigmas, el embarazo, el cuerpo transformado tecnológicamente, la discapacidad (o como defiende Paco Guzmán, las fisiologias diferentes), las identidades de raza, género, la edad y el envejecimiento, la experiencia de la muerte, etc. Todos estos temas han quedado en manos de la literatura, el arte, la religión o desde la filosofía sólo en algunas aproximaciones fenomenológicas. La tensión entre la unidad y fragmentación, la trayectoria temporal del cuerpo, la configuración protésica y tecnológica, etc., son aspectos de tanta importancia como urgencia. Los llamados Body Studies abordan sólo algunas zonas pero falta un tratamiento reflexivo sistemático y profundo.

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  3. Pocas veces me dedico a ponerme al dia con los blogs amigos, pero hoy me tocó, bah! Me estoy obligando, más bien obligando a no hacer lo que debo hacer... y hacer en cambio lo que quiero hacer...
    Sólo quería agregar un dato bibliográfico, que tal vez ya hayas visto, pero si no, te lo recomiendo muy fuertemente porque a mi me pareció brillante.
    Se trata de un trabajo de Francisco Varela, quien padeció (se dice así?) un transplante de hígado (y rápidamente murió). El artículo es "Intimate distances: fragments for a phenomenology of organ transplantation" está en Thompson E (ed.)."Between ourselves. second person issues in the study of consciousness"
    Ah! Y tenés razón Fernando, los filosófos mal llamados de la mente, haríamos bien en atender más al cuerpo, sobre todo si somos filósofos de la mente autocatalogados como materialistas:)

    Besos, Diana.

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  4. yo le doy vueltas a este tema desde hace tanto... pero no soy filosofa ni sistemática. Lo poco que lei del problema mente cuerpo desde una optica materialista me resulta abstruso, siento que es una reducción de fenómenos muy importantes a conexiones nerviosas o funcionamiento de moléculas, y el resultado es desatender los dos aspectos del mismo fenómeno, se reduce tanto lo "espiritual" como lo "corporal". Por supuesto que no sé nada del tema, hablo desde afuera, claro. Por supuesto que el cuerpo nos determina más o menos todo. Buenísimo que se investigue por ahí, viene bien!

    El comentario de Mario Beltran Sanchez me hizo pensar que si las posiciones dualistas filosoficas habitualmente infravaloran el cuerpo y sobrevaloran la mente no es porque no existan personas o posiciones que valoran más el cuerpo que la mente, sino porque quienes sostienen estas últimas posturas no se toman el trabajo de escribir libros sobre eso, en sus vidas justamente está en primer plano lo vivencial. Bue.. es tarde, siempre termino mareandome con todo esto. Buenas noches!

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  5. La verdad es que resulta difícil escribir sobre la historia y trayectoria corporal porque parece como si se degradara el pensamiento, son siglos de exámenes de conciencia y no de exámenes del cuerpo, o como si ya lo supiéramos todo porque precisamente es lo más cercano, y sin embargo, no, leemos novelas precisamente para leer en ellas experiencias que no encontramos en los libros de filosofía. Algún día habrá una tradición de filosofía del cuerpo.

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  6. "En la psique instintiva, el cuerpo se considera un sensor, una red de información, un mensajero con una miríada de sistemas de comunicación: cardiovascular, respiratorio, esquelético, autónomo y también emotivo e intuitivo. En el mundo imaginativo el cuerpo es un poderoso vehículo, un espíritu que vive con nosotros, una oración de la vida por derecho propio. (...)
    "En los sistemas de desarrollo corporal como el método Feldenkrais, el Ayurveda y otros, se considera que el cuerpo está dotado de seis sentidos en lugar de cinco. El cuerpo utiliza la piel, las fascias profundas y la carne para registrar todo lo que ocurre a su alrededor. Para quienes saben leerlo, el cuerpo es, como la piedra de la Rosetta, un registro viviente de la vida entregada, la vida arrebatada, la vida esperada y la vida sanada. Se valora por su capacidad de reacción inmediata, su profunda sensibilidad y su previsión.
    "El cuerpo es un ser multilingüe. Habla a través de su color y su temperatura, el ardor del reconocimiento, el resplandor del amor, la ceniza del dolor, el calor de la excitación, la frialdad de la desconfianza. Habla a través de su diminuta y constante danza, a veces balanceándose, otras moviéndose con nerviosismo y otras con temblores. Habla a través de los vuelcos del corazón, el desánimo, el abismo central y el renacimiento de la esperanza.
    "El cuerpo recuerda, los huesos recuerdan, las articulaciones recuerdan y hasta el dedo meñique recuerda. Como ocurre con una esponja empapada de agua, dondequiera que la carne se comprima, se estruje e incluso se roce ligeramente, el recuerdo puede surgir como un manantial."

    Clarissa Pinkola Estés:
    Mujeres que corren con los lobos.

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  7. Una pista: para los enfermos de trastornos de la conducta alimentaria no es que el corazón sea extraño: es que todo el cuerpo es extraño, de ahí la enfermedad, el rechazo, la autodestrucción continua. El cuerpo se convierte en el continente de todo lo negativo que acaece al enfermo y trata por ende de deshacerse de este, desde la paradoja que supone considerarlo centro de la experiencia vital en la medida en que todas las acciones del enfermo se encaminan a destruirlo, y a la vez ignorar que es también principio y fin de la existencia misma, que sin él no es posible seguir adelante.
    En mi experiencia he visto como toda curación de un tca pasa siempre por una etapa en la que el enfermo no sólo tiene que reconocer al cuerpo que le era extraño como propio, sino además, y sobre todo, entender que este es parte de su identidad y no un reflejo de la misma: como el haz y el envés de una hoja el cuerpo y el "alma" son una misma cosa en la que no existen jerarquías.

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  8. Los comentarios de Marina y Paula son muy pertinentes, cada uno en un extremo: tiene razón Marina en que lo corpóreo tiene información que los medios intelectuales no detectan conscientemente (sí en otros modos), tiene razón Paula en las experiencias de extrañeza radicales.
    Entiendo bien lo que es llevarse mal con el cuerpo, y a mí siempre me ha planteado paradojas de identidad.

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