sábado, 6 de febrero de 2010

Los ojos del morlock


La historia es bien conocida por las varias películas más que por la lectura de la novela La máquina del tiempo de H.G. Wells: en el futuro, las clases pudientes y los proletarios habrían evolucionado por separado dando lugar a los bellos eloi, tan ociosos como amables y encantadores, y los morlocks, oscuros cavernícolas hábiles constructores de maquinaria que de vez en cuando usan a los eloi para complementar su escasa dieta. Una discusión con Toni Gomila y Camilo Cela-Conde acerca de la evolución de la mente humana me llevó a quedarme pensativo sobre lo extraño de la evolución de nuestra especie: una especie extremadamente sensible a los nichos que ella misma creó, de forma que sus funciones son híbridos de la naturaleza y la cultura, cambiando así el escenario evolutivo. Nichos cambiantes que producen una diversidad de conductas y habilidades sin parangón con las otras especies de simios: una variedad que hace dudar de la misma noción de "naturaleza humana". Y aquí comenzaron mis cavilaciones: en general, el marxismo sospechó siempre del darwinismo, intentando evitar toda alusión a constantes humanas no determinadas por la lucha de clases. El marxismo oficial siempre se sintió más cómodo en una versión lamarckiana de la evolución, en donde la misma idea de especie no es sino un flatus vocis y todo consiste en la adaptación al medio a través de la fuerza de las necesidades y la ulterior transmisión cultural. La añoranza antidarwiniana entre los marxistas no es menor que entre los católicos, aunque por diferentes necesidades. Hasta aquí, seguían mis pensamientos una senda más o menos orientada por las viejas y nuevas controversias.
Pero irrumpían en mi cabeza sin cesar las noticias del día: cuatro millones y algo de parados, a los que habría que sumar los que esconden las estadísticas bajo esas cosas de cursillos para parados, es decir, cuatro millones y medio reales; un millón en donde todos en la familia están parados; los bancos siguen aumentando sus beneficios y ocultando sus cuentas; los dos partidos principales haciendo el idiota pensando en qué dirá la prensa mañana, etc... Fue cuando recordé la historia de los eloi y los morlocks.
Quienes vivimos en el jardín del paraíso de los eloi no escuchamos las maldiciones de los morlocks: a estos barrios no llegan los morlocks más que por la noche, para mirar los cubos de la basura (ya no son "sintecho", son gente con la que uno se encuentra en la esquina y que solamente se distingue por la mirada desvaída y descreída). La "naturaleza humana" parece dividirse en dos: la de los eloi y la de los morlocks.
No hay miedo, los eloi no tienen miedo de los morlocks: no saben de su existencia más que por los telediarios.
Pensamientos no deseados que irrumpían en mis consideraciones acerca de si es posible aún un programa de investigación sobre ciertas constancias humanas, sobre la naturaleza humana. Y de nuevo recordé cuando Marx aún no era marxista y decía cosas como que sólo cuando no hubiese clases comenzaría la historia humana. Y pensé que sí, que tal vez no somos/no tenemos naturaleza ni cultura, sino esperanza y desesperanza, futuro o pasado.
Ya que la televisión nos ha ilustrado sobre la vida y la muerte en Haití, tal vez deberíamos en pensar en nuevas formas de turismo multiaventura para observar a los morlocks en su hábitat natural. De día, claro, de lejos, claro. Una forma de resolver la crisis: propongo.

4 comentarios:

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  3. El problema es que los morlocks no paran de nacer y los pocos eloi no paran de engordar.

    Pd: "cuando Marx no era marxista" con que facilidad los humanos evolucionamos para romper con el "medio".

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  4. Perdón por no saber utilizar el blog. Intenté usar mi cuenta de gmail por primera vez y generé dos comentarios incorrectos.

    Tal y como está escrito el artículo ofrece una versión algo pesimista. Hubiera sido muy similar hablar sobre "El planeta de los simios" (podría hablarse igualmente de Darwin o Marx).

    No he leído "La máquina del tiempo" de Wells, pero he oído hablar de los morlocks y los eloi. Soy un gran aficionado a la ciencia ficción y distinciones similares aparecen muy a menudo (la misma Aeon Flux, Juez Dread, etc).

    Creo que la crisis nos afecta a todos, a algunos más y a otros menos. En mi trabajo trato con padres que quieren lo mejor para sus hijos y ahora se encuentran con que les cuesta más que hace unos años. No se dan cuenta de que lo mejor que le pueden dar a sus hijos es gratuito; a lo mejor no es tan malo no tener trabajo si puedes disfrutarles y estar con ellos más tiempo.

    Se menciona en el artículo al marxismo, que para mí es una teoría genial publicitada con toques populistas (véase lucha de clases, dictadura del proletariado, etc). Lo más cierto de todo es que cada uno se encuentra rodeado de su propio campo conceptual y cada uno entiende el mundo de una manera diferente. En mi caso, yo debería preguntarme, como aquel de la película: "¿Por qué elegí la pastilla azul?".

    En cuanto al futuro es lo único que existe mientras que el pasado ya no es, lo hemos consumido. El río de la vida nos va repartiendo a cada uno por los distintos afluentes. Recuerdo que, en mis tiempos de estudio, a mi profe de psicología le agradecí que me diera un aprobado que creí no merecerme en psicología. Lo hice dejándole una nota bajo la puerta del departamento. Grave error. Con el tiempo, creo que sí me merecía esa nota. Sin embargo, mi destino no era seguir por ese camino. No importa. Lo que importa es que seguimos vivos y podemos gritarlo, disfrutar de los pequeños detalles y placeres de la vida, e incluso sufrir un poquito. No importa que haya crisis. A veces ésta es sólo uno más de los factores de la forja de nuestra personalidad.

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