lunes, 7 de junio de 2010

Ser radical


Los seres radicales son seres que son o van a las raíces. No es mi caso, lo reconozco. Siempre me ando por las ramas. Vivo en ese lugar que describe el intraducible término inglés betweeness, un sitio nada apacible pues vives entre (y no en medio de) fuerzas que se oponen. Pero no olvido las raíces. Y si no, alguien me las recuerda. En este caso, Ignacio Castro Rey, en unas jornadas en Santiago, me ilumina y recuerda a gente realmente radical: el colectivo Tiqqun (Teoría del Bloom, Melusina). (En su página hay más: http://www.ignaciocastrorey.com)
Este grupo, heredero de una larga tradición ácrata que cuestiona sin obligar(se/nos) a las respuestas mete dedos en los ojos, pinta graffiti en la paredes de nuestros cuartos, señala la luna y nos corta el dedo. Nos llama a las raíces. Quienes nos andamos por las ramas más vale que nos agarremos.
Palabras de otros que merece la pena escuchar:

"Estamoshartos (...)delaeconomía.Trasgeneracionesen lasquesenoshadisciplinado,senoshapacificado,enquesehabía hechodenosotroslossujetos,naturalmenteproductivos,
satisfechosdeconsumir.Y heaquíqueserevelaaquelloqueestábamostratando deolvidar:quelaeconomíaesunapolítica.Yqueestapolítica,hoy,es una política de selección en el seno de una humanidad convertida, masivamente, en superflua. De Colbert a De Gaulle pasando por Napoleón III, el Estado siempre ha concebido la economía como política, no menos que la burguesía, que obtiene beneficios, y los proletariosque lapadecen.No existemásque este extraño estrato intermediode lapoblación, este curioso agregado sin fuerzade los que no toman partido, la pequeña burguesía, que siempre ha simuladocreerenlaeconomíacomoenunarealidadporqueasí
su neutralidadquedabapreservada.Pequeñoscomerciantes,pequeños patronos, pequeños funcionarios, cuadros, profesores, periodistas, intermediariosde todas las clases forman enFrancia estano‐clase, estagelatina social compuestapor lamasade losque simplemente quisieranpasarsupequeñavidaprivadaacubiertode laHistoriay sustumultos.Estepantanoestápredispuestoaserelcampeóndela mala conciencia,preparadopara tener, en su somnolencia, los ojos cerrados a la guerra que causa dolor a su alrededor. Cada establecimientodelfrenteestáseñaladoenFranciaporlainvención deunnuevocapricho.Durantelosúltimosdiezaños,éstefueATTAC y su inverosímil tasa Tobin cuya instauración habría requerido nadamenosquelacreacióndeungobiernomundial,suapologíade la “economía real” contra los mercados financieros y su conmovedoranostalgiadelEstado.Lacomediaduró loqueduró, y acabóenuna insípidamascarada.Deunaextravaganciaaotra, llega eldecrecimiento.SiATTAC con sus cursosdeeducaciónpopularha intentado salvar a la economía como ciencia, el decrecimiento pretendesalvarlacomomoral.Sólohayunaalternativaal
apocalipsis enmarcha, decrecer. Consumir y producirmenos. Convertirnos en alegremente frugales. Comer bio, ir en bici, dejar de fumar y supervisar seriamente los productos que se compran. Contentarse con loestrictamentenecesario.Sencillezvoluntaria. “Redescubrir la verdadera riqueza en la felicidad de unas relaciones sociales distendidas en un mundo sano.” “No abusar de nuestro capital natural.”Avanzar hacia una “economía sana”. “Evitar la regulación por el caos.” “No generar una crisis social poniendo en duda la democraciayelhumanismo”.Resumiendo:convertirteenahorrador. Volver a laeconomía de Papá, a la edad de oro de la pequeña burguesía:losaños50.“Cuandoelindividuoseconvierteenunbuen ahorrador,supropiedadcumpleporcompletosumisión,
queeslade permitirle disfrutar de su propia vida
al abrigo de la existencia pública o en la reclusión privada”

La insurrección que viene. Colectivo invisible. La fabrique editions. París 2007.

Tomado de

http://caosmosis.acracia.net/wp-content/uploads/2009/05/la_insurrecion_que_llega.pdf

Los del colectivo Tiqqun (como buenos ácratas) no tienen nostalgia del Estado. Quizá discrepemos, quizá nos andemos por las ramas si decimos que tenemos nostalgia de la política y de los tiempos en que la economía era economía política. Quizá uno pertenezca, haya pertenecido siempre a la pequeña-burguesía. Quizá. Pero andarse por las ramas no exime de columpiarse en las raíces y saber que las palabras radicales, más allá de tanta bullshit como nos llena, son acontecimientos a los que atender en este espectáculo que nos habita. No se olvide la fecha en que está escrito el panfleto: 2007.

4 comentarios:

  1. Hola Fernando,

    He leído con mucho interés el texto que mencionas en el post. Creo que es bastante potente, tanto por algunas ideas, muy reveladoras, como por su lenguaje.

    El apartado de la economía, del que has extraído el párrafo que copias, es de los más inquietantes, pero hay una parte del mismo que me resulta algo débil. Aunque es muy reveladora la idea de la tasa Tobin como un intento tímido, típicamente reformista, que no hace sino apuntalar el sistema económico, no comprendo que se meta el decrecimiento en el mismo saco; la misma idea del decrecimiento y el consumo responsable, en mi opinión, atentan directamente contra la esencia del sistema. Asimismo, cuando se habla de la espiritualidad, la cultura bio (agricultura orgánica) o de las energías renovables, me parece que se hace desde el cinismo y no veo qué estas cosas contribuyan a legitimar ese nuevo capitalismo refundado que los autores anticipan. Aunque algunas de estas corrientes (formas de vida, actitudes, etc) se hayan convertido ya en fuentes de negocio (incluso a muy alto nivel, el cambio climático, por ejemplo, como se menciona en el artículo clásico sobre Goldman Sachs en Rolling Stone --el tema del carbon credit--), creo que su inclusión en el texto no sirve para articular el discurso, sino más bien lo contrario.

    Me gustaría conocer tu opinión al respecto.

    Un saludo,

    José Luis

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  2. Estimado JL, creo que tienes razón y es una opinión muy perceptiva. El texto me inquietaba (voy a buscar otros del colectivo) pero como ocurre con la literatura muy radical (en nuestro país, por ejemplo López Petit en Filosofía, Belén Gopegui en literatura, et alii) siempre te interesa más el aldabonazo que da sobre tu manera de mirar que los análisis concretos. En este caso, estoy de acuerdo contigo: es jugar a un juego ciego que han jugado las propuestas emancipatorias desde el siglo XIX de ver al adversario entre los que tienen al lado. Es parte de la miseria en que habitamos.

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  3. Te agradezco tu respuesta. Como convencido de esas nuevas formas de vida alternativas (léase con ironía pero no del todo, soy "practicante" de alguna de ellas), estaba preocupado por ser parte del problema...

    Lo de la manera de mirar es muy cierto, el apartado del individualismo, aunque más manido, es muy, muy lúcido. Y algo ha de tener el texto cuando fue usado como prueba en un juicio. Paso un par de enlaces:

    http://www.elpais.com/articulo/cataluna/Comite/Invisible/elpepiespcat/20090705elpcat_12/Tes/

    http://blogs.publico.es/fueradelugar/71/julien-coupat-desde-la-prision-de-la-sante

    Abrazos,

    JL

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  4. Hay un momento en que hasta ese "curioso
 agregado
 sin
 fuerza
de
 los que
 no
 toman
 partido" reacciona. Ocurre cuando los eternos cultores de la dorada medianía ven derrumbarse el mundo neutral que se construyeron a fuerza de cerrar los ojos, cuando sienten que están cayendo en picada y no hay red debajo. Lo vivimos en Argentina, en 2001. Entonces hubo un atisbo de que, más allá de la furia, esa no-clase gelatinosa alguna vez se asumiría como sujeto histórico y se uniría con otros para plantar cara. La no-clase aprendió a reconocer los mecanismos de la economía política de selección de humanos y a sus agentes: BM, FMI, Merrill Lynch, Standard & Poor's, Calificadoras de Riesgo, se incorporaron muy rápidamente al lenguaje y los temores cotidianos. De pronto, todo el mundo sabía quién era el enemigo. Pero el estallido pasó, la radicalización se esfumó, y la oportunidad histórica de reconocer a quienes estaban (y están) del mismo lado del proceso selectivo se perdió. Y a medida que los neutrales recuperan una mínima capacidad de consumo, los nombres de los enemigos, de a poco, también se están olvidando.

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