lunes, 21 de marzo de 2011

Cartas desde la cárcel

De todas las metáforas barrocas, la que me llega más hondo es la del cuerpo-mundo como prisión del alma. Estar encarcelados en el cuerpo/mundo fue en los tiempos negros una promesa de libertad para cuando acabasen los cuerpos y los mundos. Sin embargo, para mí, la experiencia es la contraria: nunca fui tan libre sino en la prisión. No estuve en la prisión literal, claro, sólo en un internado oscuro de oscuros hábitos, sólo en una eterna mili en un ejército. Nada que cualquiera no haya pasado en mi generación. Y sin embargo nunca fui tan libre. En esos lugares y momentos cualquier acto se cargaba de significado. Cuanto menor fuera la libertad mayor fue la carga de significado. Frank Kermode, en su clásico libro sobre la teoría de la ficción, El sentido del fin, alude al relato de Christopher Burney, Solitary Confinement. Burney, un agente inglés en la Segunda Guerra Mundial, cuenta que en la prisión sostuvo su identidad imaginando con mucha disciplina otra tierra y otro tiempo. La disciplina de la imaginación le hizo libre en la situación de máxima pobreza. En los tiempos de privación cada acto tiene una importancia suprema. Todo cuenta. Para ello hemos sido dotados de la imaginación: no para escapar, sino para ser libres en la prisión. Que el mundo sea nuestra cárcel sólo puede darnos la medida de la necesidad de la imaginación para dar sentido a cada acto. En eso, y sólo en eso, consiste  el sentido de la realidad que nos concede la atención al mundo.

8 comentarios:

  1. Fernando, yo sé que esto de que habla no lo dice con mala intención. Sin embargo, he de decirle que esto que usted dice a mí me parece una falta de respeto mayúscula a los sucesos que están ocurriendo en la actualidad, por ejemplo, en el mundo árabe. Cuando usted dice que "cuanto menor fuera la libertad mayor fue la carga de significado", me parece escuchar a un apologeta de Gadaffi, justificando sus bondades y sus billones ganados con el petróleo. Y sin embargo, hay gente que, más allá de la imaginación, han pasado a la acción, no para imaginar ser libres sino para tener la oportunidad de serlo. Claro que nada es gratis, pero hay veces en que merece la pena pagar el precio por intentar mejorar la prisión de uno y el sentimiento proviniente de lo imaginado. Al fin y al cabo una de las mayores utilidades de la imaginación consiste en imaginar ser mejor, o ser más fuerte, o triunfar... y ¿quién sabe?. Quizás imaginar eso es el primer paso del viaje que lleve a ese destino. Eso nunca podrá responderlo quien nunca imaginó.

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  2. Hola, no me parece que sea una falta de respeto. ¿A quién no le ha pasado que estando en un trabajo o lugar que nunca había imaginado para sí se haya empeñado en acabar las búsquedas de lo que realmente le interesa, totalmente ad honorem, por el valor intrínseco de la tarea, pues ya no tiene nada más que perder?, Me recuerda la experiencia de Almodovar, que trabajó 12 años en Telefónica mientras desarrollaba el cine que imaginó. Me recuerda también a Gandhi: "no se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna".

    Salvando las distancias, la experiencia del mundo árabe no debe ser tan diferente. Me parece que decir "cuanto menor fuera la libertad mayor fue la carga de significado" refiere al problema de la libertad cuando se multiplican las opciones, y sin embargo, el número de opciones diferentes no llevan al sujeto a hacer las elecciones óptimas, no le llevan a saber querer. Se trata de una libertad no conquistada en este caso, una libertad no poseída en la que el sujeto no sabe decir por qué eligió, sólo se sentía obligado y (abrumado en el fondo) a afirmar sus deseos inmediatos frente a los demás, como cuando un adolescente reta se pelea con los padres porque no los dejaron ir a cierta fiesta, pero cuando entra a su cuartosu experiencia se trasnforma: se tira en su cama aliviado de no tener que ir a la fiesta donde enfretaría toda esa presión de grupo que no sabe manejar.

    A ese adolescente se le está enseñando a atender al mundo y a darle sentido a su experiencia sin tener que estar en todos los lugares que se le ofrecen


    Muchos saludos

    María José (Costa Rica)

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  3. Tiene usted razón, María José. Sólo es que ocurren tantos acontecimientos, tan inesperados, tan seguidos y tan cercanos...

    Discúlpenme

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  4. ...razón tiene usted también, la vida es tan poliédrica y poco lineal, y aún así todas las aristas y las espirales están en este mundo en que tantas veces nos parece que no cabemos todos...habrá que intentar desplazarse hacia los lugares vacíos de nosotros, hacia los márgenes, creo, para dejar vivir un poco más

    MJ

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  5. Supongo que también aporta a la propia identidad imaginar que uno es filósofo. Paradojas de la vida: un nuevo engaño para una vieja identidad imaginada de experto en la disciplina de las verdades

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  6. Hola qué tal, siempre recordaré frases como la de Rousseau:
    L’homme est né libre, et partout il est dans les fers. Tel se croit le maître des autres, qui ne laisse pas d’être plus esclave qu’eux.

    Que nos obligan o nos dejan ver que libertad e imaginación siempre combinan muy bien. Como la doble implicación en lógica, syss.

    Saludos

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  7. Hola qué tal, siempre recordaré frases como la de Rousseau:
    L’homme est né libre, et partout il est dans les fers. Tel se croit le maître des autres, qui ne laisse pas d’être plus esclave qu’eux.

    Que nos obligan o nos dejan ver que libertad e imaginación siempre combinan muy bien. Como la doble implicación en lógica, syss.

    Saludos

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  8. supongo...yo prefiero imaginarme de la escuela en la que dicen: "Que nadie entre en nuestra escuela que no se atreva a despreciar en sí mismo tantas cosas cuantas desprecia en su vecino, o que sea incapaz de proyectar su propia identidad en la pantalla del ridículo" (Juan de Mairena en la Escuela Superior de Sabiduría Popular), me hace más feliz y menos complicada :)

    MJ

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