jueves, 19 de agosto de 2010

La pasión de Sorel


"
¿Dónde estamos cuando pensamos?" --se pregunta Hanna Arendt. En realidad deberíamos preguntarnos: ¿quiénes somos cuando pensamos?". Reflexionar es tomar distancia de sí, ponerse en lugar de otro: un otro generalizado que somos o deberíamos ser. Este ideal de reflexión es desde el Romanticismo objeto de una controversia con la que en algún momento tenemos que encontrarnos si, como Sócrates, pensamos que una vida no examinada no es una vida digna de ser vivida.
Stendhal construyó sus personajes sobre la tensión entre vida y reflexión. Sus personajes intentan ser naturales, seguir su verdadero yo en vez de seguir las convenciones (Julian Sorel en El Rojo y el Negro, se abandona a sí mismo cuando deja de pretender el triunfo social y se apasiona amorosamente). Más tarde, Nietzsche, en su Ecce Homo proclamó también como ideal "llega a ser lo que eres", ama tu propio destino. Paul Valery acabó cruelmente con este ideal romántico: en primer lugar, la división entre ser natural o seguir las convenciones es en sí misma ya una convención; en segundo lugar, pretender ser natural implica que tomamos a un yo ideal como referencia y nos ponemos en su lugar para comprobar que estamos avanzando hacia ese ideal. Sartre encontró en Valery la inspiración para su análisis de la mala fe, que no es otra cosa que el síndrome de Stendhal. No es difícil encontrar abundantes ejemplos de mala fe: cada vez que alguien nos dice que quiere buscar su propio yo, que pretende ser el/ella mismo/a, se aparece el fantasma de Sorel. Como si esa búsqueda no fuese una forma incoherente de dejar de ser lo que uno es y buscar un yo inexistente.
Pero examinar la vida tendría que incorporar el salir de sí, el mirarse con distancia, el querer no engañarse.
¿Es posible hacer compatible estos dos ideales? Vivir o narrarse, confronta el personaje de La náusea, que ha decidido llevar un diario y decide que es una tarea imposible.
Tragedia del sujeto contemporáneo.

2 comentarios:

  1. Hace mucho que no escribía por aquí. Lo voy a hacer pero no con mis palabras sino con las de alguien que comenta una noticia de un diario sobre el desmantelamiento de una red de prostitución. En su comentario él habla de la identidad y del personaje que uno es en el mundo, más allá de la labor que uno esté haciendo en el momento. El nick que usa es "pobreperolimpio": "Este es un mundo de miedo. Y todos huimos del miedo. Miedo a que te coja una red de prostitución, miedo a que te atrape alguien en una relación de uso y abuso, miedo a la miseria, a la pobreza, a la pérdida de la identidad. Miedo a la estafa emocional, miedo a tener hijos, a ser padre, a las presiones, a las responsabilidades, al sufrimiento, a la violencia. Vivimos más huyendo del miedo que de cualquier otra cosa. Y muchos hemos pagado en la impotencia por sostener relaciones más sanas. Estamos malditos por la época del oro como regla de oro. Adiós solidaridad así. Bienvenida soledad. ¿Es imposible la hermandad? ¿Pueden ganar los lobos? ¿Amor o soledad?, he aquí la cuestión hoy. Y no creo en Dios, ni en nadie. Sólo que cada uno de nosotros debe examinarse y escoger. "

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  2. Alberto,

    Vos hablas del Miedo del miedo que algo nos pueda provocar.
    Hay una cancion de Lenine y Pedro Guerra que se llama miedo y habla de esto mismo.

    Saludos!

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