jueves, 12 de agosto de 2010

Los mitos de la caída


Relatos de origen que como casi todos los mitos ejercen una fuerza oculta en las constelaciones del discurso. La caída es uno de los más viejos relatos de las religiones que han ido constituyendo nuestra trayectoria: la caída del ángel (
non serviam); la caída del hombre que comió del árbol de la ciencia del bien y del mal. Toda la historia de la cultura occidental tiene una tema dominante: el ser humano está en pecado por orgullo y debe ser redimido. Este relato de caída y redención ha operado en todas fuerzas filosóficas e ideológicas.
Relatos de salvación: necesitamos un salvador, un héroe, un mesías, etc. Necesitamos levantarnos ...
Relatos nihilistas: Nietzsche: el ser humano ha caído en la trampa moral de la debilidad; convencer a otros para que le levanten a uno. Heidegger: el ser humano ha olvidado el ser y ha caído aherrojado en el ente, un ser-ahí. Wittgenstein: el ser humano ha caído en el embrujo del lenguaje y en la metafísica.
Relatos de resistencia: estéticas de la resistencia a las que Brea dedica el último número de Estudios Visuales. Estéticas de la derrota que convierte la vida en un mientras tanto, un lugar de nadie en la espera del mesías y la salvación.
Relatos de identidad de los que no nos desprendemos sino haciendo versiones con nuevos personajes y tramas que apenas cambian lo que no es sino una forma de vivir el tiempo como tiempo de espera. No hay filósofo que no oculte un pequeño redentor en su baúl.
Orfeo, Cristo, Prometeo, Fausto,..., relatos de caídas, ángeles y redentores.
Freud tuvo razón en casi todos los mitos constitutivos, leídos como interpretaciones metafóricas de nuestros troncos emocionales, personales y colectivos, psicológicos y culturales. Sorprendentemente se olvidó de los relatos de la caída, mucho más sorprendentemente puesto que pertenece a una cultura donde Fausto es la forma en la que todo intelectual se sueña.
Tenía razón Borges: toda metafísica tiene un mito detrás. Y viceversa.

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