sábado, 30 de octubre de 2021

Nostalgia del abismo

 




A cierta edad en filosofía se produce una nostalgia irreprimible del conjuro del lenguaje. Entiendo bien la atracción vertiginosa de la filosofía de lo oscuro, la que sientes cuando lees textos que parecen abrir una ventana más allá del significado, más allá incluso de la superficial profundidad que ofrece la poesía, pues ella también es prisionera de las palabras en uso. La alumna se asoma a esos signos misteriosos y siente el abismo que te mira. Entiendo bien esa atracción de las palabras-filosofía en el alumnado que se aparta de la “máquina” del aula y se abre por unas horas un espacio de aparentes infinitos grados de libertad:

 

  • La esquizofrenia no es una condición patológica sino habitual, por otro nombre se conoce por “filosofía”, no el trabajo de los burócratas de la razón, sino el pensamiento nómada que va más allá de los órdenes establecidos.
  • No hay significados ni signos sino fuerzas en conflicto más o menos poderosas
  • No hay dicotomías que no sean políticas del poder: natural/ artificial, forma/contenido, significante/ significado,
  • De la madera a la herramienta, de la herramienta a la madera, todo fluye en una dinámica de la dinámica; toda expresión traduce y transforma;
  • El ser es fractal, multidimensional, producto de repeticiones de lo mismo, todo es diferencia y todo es lo mismo, ser como copos de nieve
  • No hay sujetos sino cuerpos modelados en diversas trayectorias potenciales: “ciudadanos dóciles”, nómadas, monstruosidades
  • El sujeto es una máquina abstracta de ensamblar palabras, significados, el “sí quiero” de la boda que une dos cuerpos no es una expresión de una voluntad sino una convergencia de máquinas y dispositivos, leyes, instituciones, …
  • El lenguaje como totalidad no es discursivo, no porta comunicación sino órdenes de palabras, palabras de órdenes, los imperativos, policía del pensamiento son el único común denominador de la información.
  • La identidad, como una pausa en un fractal, solo es un diagrama en un proceso ilimitado de nuevas repeticiones.
  • La humanidad es una ilusión fractal. Solo hay cuerpos humanoides: maridos, esposas, zombies,…
  • Solo hay estiércol, barro moldeado por fuerzas que producen formaciones molares de individuos, máquinas abstractas, producción de la producción,…
  • Un juzgado no es un edificio, es una conjunción de formas, leyes, esposas para el acusado, jueces, abogados, celdas,… un ensamblamiento de dispositivos, un cuerpo sin órganos que produce un exceso de lo físico en sentencias
  • Todo es agua, pero lo que importan son las diferencias, los vórtices y torbellinos que produce la gravedad, vida o muerte, ruido e información, momentos de lo diferenciado en un espacio entrópico, un niño como vórtice de fuerzas, ... un continuo de cambios de patrones de conducta que aparecen y desaparecen, un cuerpo que crece a imagen de sus padres, dirigido por palabras órdenes,…, el hábito es la cadena que ata al perro a su vómito.
  • La regresión al pasado es un vómito, una imposible vuelta de lo reprimido,
  • “devenir mujer” es un sexismo que pone el acento en “mujer”, todo devenir es un plano abierto, una meseta que se opone a los pliegues del poder.
  • Lo normal es el grado cero de lo monstruoso. El llegar a ser es una tensión entre dos modos de deseo: ser y devenir, mismidad–diferencia e hiper- diferenciación. El punto de partida es inevitablemente una situación molar dentro de los confines de la cual se presentan a sí mismas alternativas que no son sino elecciones entre seres molares.
  • El devenir es un escape, pero no por una razón negativa o necesariamente oposicional. El cuerpo-en-devenir no reacciona simplemente a un conjunto de constricciones. Más bien, desarrolla nuevas sensibilidades a ellas, suficientemente sutiles para convertirlas en oportunidades y traducir el cuerpo en una zona autónoma que desarrolle infinitos grados de libertad.
  • El cuerpo es abstracto. NO en el sentido de que está hecho para coincidir con una idea general, sino por lo que lo hace una singularidad tan monstruosamente hiperdiferenciada que mantiene en su geografía virtual una población entera de de una clase desconocida en el mundo real.
  • Devenir-otro es direccional (lejos de la molaridad) pero no dirigido (ningún cuerpo puede pilotarlo)
  • Puesto que la anarquía-esquizofrenia deviene azar, una sociedad tendiendo en esta dirección posee casi infinitos grados de libertad. No hay términos exclusivos en principio.

 

Textos tomados a vuelapluma sin orden ni concierto del universo discursivo deleuze-guattariano.

 



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