Colecciono imágenes de cuadros sobre un mismo tema (la bendición de la red). Uno de los temas que tengo pendientes de explorar, aunque ya tengo unas cuantas imágenes, es el de mujeres fatales: mujeres que matan y, en general, hacen lo que los hombres no se atreven a hacer. Claro: Artemisia Gentileschi con sus dos Judit y Holofernes, con otra representación más de Judit con su criada y la cabeza de Holofernes, más Yoel y Sisera. Estos días aprendí (mi ignorancia es abismal) que la Biblia protestante no recoge la historia de Judit. No la considera un texto religioso. Daría mucho el tema sobre qué se recoge y qué no como literatura o como religión o como ambas cosas y por qué. Lo dejaremos para otro día. Lo aprendí de Roland Barthes quien es siempre una fuente inagotable de sabiduría.
La historia de Yoel y Sisera, también recordada por Artemisia es aún más inquietante que la bien conocida de Judit: Sisera, el general cananita que fue derrotado bajo el mando de Baraq, a instancia de la jueza Débora, fue acogido en la tienda de Yoel, quien le alimentó y dejó dormir. Cuando descansaba en su derrota, Yoel tomó un clavo y un martillo y le atravesó la sien, hasta que la clavija penetró en la tierra. En Jueces 4, además de la historia, aparece un canto a Débora y Yoel que debería figurar en toda antología de poesía dramática. Un fragmento:
Pedía agua, le dio leche,
en la copa de honor le sirvió nata.
Tendió su mano a la clavija,
la diestra al martillo de los carpinteros.
Hirió a Sisara, le partió la cabeza,
le golpeó y le partió la sien;
a sus pies se desplomó, cayó, murió,
a sus pies se desplomó, cayó:
donde se desplomó, allí cayó, quedó tendido.
A la ventana se asoma y atisba
la madre de Sisara, por las celosías:
¿Por qué tarda tanto en llegar su carro?
...
Artemisia lo interpretó en clave feminista. Sus cuadros son ya iconos de rebeldía. Pero estos días los pienso como parte de otra larga iconografía del varón incapaz de hacer lo necesario que pide ayuda a la mujer. Y me lleva a recordar otro icono: La ventana indiscreta (un mejor título que el original, The rear window, la ventana trasera), que tradicionalmente ha sido interpretada como una metáfora del cine y del espectador que somos, asomados como mirones a un mundo del que nos separa una ventana. Pero entre las muchas interpretaciones posibles del film de Hitchcock se me ocurren otras dos. Una es una versión del mito que refleja esta iconografía de mujeres que hacen lo que los varones son incapaces. Otra, no inconsistente, sino una extensión, es una metáfora del modelo humano cartesiano: la mente impotente, mirona, masculina, que pide ayuda a la carne, (femenino en castellano): "díme que ves y qué significa", le dice James Stewart a Grace Kelly. En la mitología griega los humanos se formaron de un huevo que se dividió en masculino y femenino.
En fin, son intrigantes estos senderos veraniegos por el bosque de las representaciones.
En el tórrido julio madrileño, google me lleva al Amazonas
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ResponderEliminarDentro del tema mujeres que matan, podría darte dos ejemplos de literatura llevados a la ópera: Tosca y Azucena (el Trovador). Sólo con estas dos historias hay mucha iconografía.
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ResponderEliminarTosca no sabe todavía del engaño de Scarpia cuando le mata. Más bien le mata por no acostarse con él, después de hacer un pacto de sexo a cambio de la libertad de Cavaradossi. Eso es lo que a ella le repugna, no "a prezzo di moneta" sino su carne, Scarpia ama profundamente Tosca. Le mata en cierto modo por amor, pero no fue premeditado, sino que se le presenta la "oportunidad" u ocasión y decide con una sangre fría impresionante engañar ella a Scarpia y darle el golpe final.
ResponderEliminarLo que más impresiona, es que una vez muerto, le coloca 2 candelabros y un Cristo... como si fuera una extrema unción y un perdón por el asesinato... un detalle de "diva"!!! El final de la obra, "O Scarpia davanti a Dio", antes de morir es escalofriante, ya que sus últimas palabras son para su enemigo y no su amado, es decir, muere con la idea de una justicia divina; que ella haya matado a Scarpia es lícito, intentar acostarse con ella a cambio de la libertad por amor, no. Nunca pudo entender la política entre ambos que fue la verdadera causa de la muerte de Cavaradossi. El poder maligno de Scarpia, sin embargo, es lo que a Tosca le lleva a matar.