domingo, 22 de diciembre de 2024

Sales de vida y muerte

 


El 21 de diciembre de 1907 el general Silva Renard, al mando de las tropas enviadas por el Gobierno de Chile para reprimir a los trabajadores del salitre, congregados en Santa María de Iquique en demanda de mejoras salariales y laborales, ordenó abrir fuego sobre la multitud. El número de muertos entre trabajadores y sus familias ha sido controvertido pero algunas fuentes lo establecen en 3.600 personas. La masacre de Santa María de Iquique es uno de los momentos más dolorosos del movimiento obrero. Fue cantada por Quilapayún rescatando su memoria en un disco memorable con letra de Luis Advis. La matanza nos lleva a otra historia de la cultura material, la de las sales de la vida y la muerte, sales de nitrógeno y potasio, el nitrato de potasio y el nitrato de sodio que componen el salitre, salpêtre o saltpeter, uno de los minerales de tan larga como apasionante historia.


El nitrato potásico ha sido empleado para la elaboración de la pólvora y para fabricar fertilizantes. Tradicionalmente se obtenía mediante uno de los trabajos más despreciados aunque no fuese tan mortal como la minería de sal o de carbón. Antes de su síntesis química se obtuvo mediante formas de cristalización producidas por la mezcla de tierra con excrementos humanos y orina. En las guerras entre España e Inglaterra se llegó a obligar a los súbditos ingleses a guardar la orina para las nitrerías y salitrerías. Fue durante los siglos XVI y XVII un monopolio gubernamental.
A partir de 1830 se comenzaron a explotar y exportar las grandes reservas del Desierto de Atacama. Fue el origen de la Guerra del Pacífico entre Chile por un lado y Perú y Bolivia por otro (1879- 1884) con el resultado de que Chile se anexionó grandes territorios costeros de Bolivia y Perú. 
El caliche del Desierto de Atacama estaba formado principalmente por nitrato de sodio, no de potasio, pero la revolución química del XIX encontró la forma de transformarlo en el más explosivo nitrato potásico, a partir del cual se podía fabricar nitroglicerina y dinamita. 
Ed Conway, en su libro Material World (2024) explica cómo el salitre contribuyó a alimentar y armar al mundo. 
El nitrógeno es un elemento absolutamente necesario para la vida, un componente del humus que pronto es absorbido por las plantas y necesita ser renovado por procesos lentos biológicos o por el añadido artificial de nutrientes. El crecimiento exponencial de la población del mundo está ligado al uso masivo de fertilizantes que mantienten la capacidad de la zona crítica del suelo (la que permite el crecimiento vegetal y la vida) en condiciones de fertilidad, a cambio de la extracción de los minerales para su síntesis química.
Los vastos depósitos de nitrato sódico, base del potásico en Chile y Bolivia (salar de Uyuni) son también depósitos de litio, convertido en el material más disputado del siglo XXI para las pilas de acumulación eléctrica. 
La pólvora fue, por su parte, el material de los imperios, el que acabó con el feudalismo y dio lugar a la modernidad. 
Hernán Cortés, en su Cartas de Relación escribe:
Y para la munición no menos proveyó Dios, que hallamos tanto salitre y tan bueno que podríamos proveer para otras necesidades, teniendo aparejo de calderas en que cocerlo, aunque se gasta acá harto en las muchas entradas que se hacen. Y para el azufre ya a Vuestra Sacra Majestad he fecho mención de una sierra que está en esta proviencia que sale mucho humo, y de allí, entrando un español setenta u ochenta brazas atado a la boca abajo se ha sacado, con que hasta agora nos habemos sostenido.

Posteriormente vinieron otros descubrimientos que formaron parte de nuevas y más poderosas formas de imperialismo:En 1847 se descubrió en Italia la  nitroglicerina, a partir del ácido nítrico, también obtenido desde el nitrato, que Alfred Nobel transformaría en 1867 en dinamita.


 





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